Erase el 12 de abril de 1904, cuando salió a la luz un Himno que habla de nuestra Tierra, cuya letra pertenece al ilustre Dr. Luis Cordero Crespo, quien fue político, escritor, botánico, poeta y hombre de cultura, y la musicalizó el distinguido Maestro Don Luis Pauta Rodríguez, con el nombre de “Himno del Azuay”. Se oficializó como Himno a Cuenca, el 18 de abril de 1939.
Es importante destacar que el coro cita: ¡Reina hermosa de fuentes y flores, Cuenca ilustre de galas vestida, Rebosante de luz y de vida, Lujo y honra del nombre Ecuador! . Contiene trece estrofas de cuatro versos cada una y en total 52 versos, de los cuales hoy se canta el coro, la primera y la tercera estrofas. Deberíamos saber cantar el Himno, que menciona el civismo, el cariño, la identidad, los héroes de la independencia, a escritores, escultores, ellos hijos que dieron lustre a esta noble y bella Tierra, considerada así por hijos y visitantes, que valoran a nuestra cuna por sus cualidades humanas, intelectuales, geográficas, arquitectónicas, sus ríos, su gastronomía, su música, su poesía, su pictórica, sus deportistas, etc. Imposible no valorar también la moral y ética que se han cultivado en el accionar de sus hijos como un distintivo morlaco. Es Ciudad Universitaria y lo que ello deriva en la estructura de la sociedad y los servicios profesionales. Artesanos que le brindan elegancia a la Capital Latinoamericana de Artes Populares y artesanías de hábiles creadores de belleza y distinción.
Joya andina de montaña, con agua cristalina generada entre escarpados riscos de andesita, hirsutas montañas de musgos y perladas gotas de condensación andina, cuna de cóndores y canto de Eolo, fuentes hídricas de vida para 600.000 habitantes y razón de defensa absoluta por quienes del oro azul dependemos en nuestro Hogar. A incrementar y cuidar de fuentes de agua en parques y jardines, somos deficitarios. (O)