Francisco Bacon público un manifiesto científico en 1620 titulado Nogun organum, en el que indica, que la prueba real del “saber” es lo que confiere “poder” real. Los científicos razonan que no existe teoría que sea cien por cien correcta, por lo que la verdad es una prueba inadecuada para el conocimiento. La prueba real es la utilidad. Una teoría que permite hacer cosas nuevas constituye saber.
Abecés se suele confundir entre ciencia y tecnología, pues es imposible desarrollar nuevas tecnologías sin investigación científica; y la investigación tiene sentido si produce nuevas tecnologías. Desde luego que se desarrollaron tecnologías, que fueron creadas por artesanos incultos que utilizaban la prueba y el error. Los fabricantes de carretas construían cada año con los mismos materiales, y si lo mejoraba gracias al ingenio de algún carpintero, que nunca había puesto un pie en una universidad y ni siquiera sabía leer. Hoy el sector público y privado piden a las universidades, a sus científicos que den soluciones en áreas desde la energía a la salud y la eliminación de la contaminación de residuos, del cambio climático… Antes no lo hacían…Y así fue realmente durante cinco mil años. Desde el inicio de las civilizaciones, por ejemplo, los arquitectos atendieron Príncipes y papas, para quienes construyeron palacios y tumbas. El pueblo hizo sus casas empleando materiales y formas adecuadas a su vida, a sus economías y sus geografías…Y surgió la tecnología, el confort, la higiene. Los materiales se convirtieron en mercancía y se planteó por primera vez la cuestión de la vivienda como lo denomino Engels.
La ciencia, la industria y la tecnología militar solo se entrelazaron con la llegada del sistema consumista y la revolución industrial. (O)