En Cuenca y, en general, en toda la provincia del Azuay, los registros determinados por las autoridades dan cuenta del nivel de afectación y destrucción causado por el sismo de magnitud 6,5 ocurrido el sábado anterior.
Helos aquí: 19 personas damnificadas, 2 personas fallecidas, 26 heridos, 8 viviendas con fisuras, 2 casas en riesgo de caer, 3 viviendas destruidas.
Resta conocer datos similares recogidos en el resto de la provincia, donde también hay iguales daños, incluyendo un deslave de gran magnitud. Esta amenaza al cauce del río Chantaco, en la parroquia Abdón Calderón, cantón Santa Isabel.
En algunos sectores rurales de Cuenca, varias viviendas, en especial las hechas con adobe, quedaron debilitadas. Varios planteles educativos presentan fisuras. En Molleturo, por ejemplo; y, en Cuenca, se evalúan las afectaciones en el histórico edificio del colegio Benigno Malo.
Según funcionarios y técnicos de la Dirección Municipal de Gestión de Riesgos, dos viviendas están en riesgo de caer; ocho presentan fisuras. Además, hay graves daños en bienes públicos y privados.
Las afectaciones también se constataron en la iglesia patrimonial de Santo Domingo. Igual, en la iglesia de la Virgen de Guadalupe en la parroquia Baños. Una evaluación permitirá concluir si aún deben oficiarse celebraciones litúrgicas en el espacio abierto.
Si antes del sismo, 524 bienes patrimoniales estaban en estado crítico, ahora se suman otras 171. Así lo sostiene la Dirección de Áreas Históricas y Patrimoniales. Se evaluarán las grietas en la Catedral La Inmaculada.
Dichos bienes, a juicio de esa Dirección, “requieren de un mantenimiento preventivo anual, de acabados y el reforzamiento estructural”. ¿Lo harán sus dueños cuya incuria es manifiesta?
Las lecciones dejadas por el sismo son varias. Sobre todo, exigir el cumplimiento de normas técnicas para las edificaciones, aun de las más pequeñas; y hacer respetar el uso y ocupación del suelo.