Soy convencido de que la libertad se conseguirá cuando se adquiera conciencia del rol que tenemos en la sociedad, es decir, cuando seamos capaces de conocernos a nosotros mismos y al entono, pensando y actuando de conformidad con nuestra conciencia y no de los que nos dan pensando. Entonces, sólo cuando adquiramos independencia intelectual y responsabilidad, los conflictos, las guerras, la delincuencia, el odio, la venganza y otras manifestaciones primitivas, se volatilizarán.
Nada que esté bajo el poder coercitivo y punitivo de las leyes podrá disminuir estas desviaciones morales, éticas y legales de las personas. Es curioso ver que, en países cuyas constituciones son tupidas en artículos, la violación a ella y la corrupción son elevadas. Compruébese con la Constitución de Montecristi que iba a durar 300 años.
Nuestra Constitución cuenta con 444 artículos para 17 millones de habitantes; la de los cristianos que son 2.400 millones (un tercio de la población mundial) tiene apenas 10 mandamientos. Desde el Legislador de Israel (Moisés, s. XIII a.C.) solo se ha reformado o aumentado uno: el noveno, difícil de ser cumplido por la misma naturaleza humana, creándose el Purgatorio, lugar en donde los infractores necesitarán purificarse antes de entrar en la eterna bienaventuranza.
Hace dos décadas la Santa Sede publicó Pautas para el Cuidado de la Carretera, en la que se insta a los conductores a adoptar medidas para reducir los accidentes y muertes en las carreteras del mudo. Denunció que a muchas personas les aflora el instinto de dominio, prepotencia y poder y que el automóvil lo usan para ostentar, eclipsar a los demás y suscitar envidias, imprecaciones, blasfemias, etc.
Los Mandamientos de la Carretera de El Vaticano son: 1) No matarás, 2) La carretera sea para ti un instrumento de comunión y no de daño mortal, 3) La cortesía, corrección y prudencia te ayuden a los imprevistos, 4) Sé caritativo y ayuda al prójimo en la necesidad, 5) El automóvil no sea para ti expresión de poder y dominio y ocasión de pecado, 6) Convence a conductores que no se pongan al volante cuando no están en condiciones, 7) Brinda apoyo a las familias de las víctimas de los accidentes, 8) Reúne a la víctima con un automovilista agresor en un momento oportuno para que puedan vivir la experiencia liberadora del perdón, 9) En la carretera tutela al más débil, 10) Siéntete tú mismo responsable de los demás. (O)