La automedicación, de acuerdo a la Organización mundial de la salud (OMS) se conoce como el consumo de medicamentos sin consulta médica, sin indicación profesional. Adicionalmente, se relaciona con la alteración en la duración y forma de administración del medicamento. Este consumo fue incrementando después de la pandemia y es una práctica de alto riesgo para la población. La automedicación conduce a intoxicaciones, fallas hepáticas o problemas renales en algunos pacientes, inclusive puede agravar la enfermedad. ¿Quién diría que el consumo no controlado de paracetamol podría desencadenar esto? O como el caso de los antiinflamatorios no esteroidales (AINES), ibuprofeno, ketorolaco, etc. La automedicación puede desencadenar alteraciones gastrointestinales como gastritis, úlceras e incluso sangrados. Hay que recordar que el medicamento, fármaco en su presentación final para ser dispensando, es usado para prevenir, diagnosticar, tratar síntomas de una enfermedad o afección. Por lo que las buenas prácticas y la importancia de controlar la automedicación es una prioridad, implementando la atención farmacéutica, vigilancia farmacológica y mejora de la calidad de atención sanitaria. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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