A tiempo. Cuando se actúa a tiempo se salvan vidas humanas. Así ha actuado la Secretaría de Gestión de Riesgos, en coordinación con otras autoridades de Santa Isabel y de la provincia de Azuay, para evacuar a más de ochenta familias en el sector La Cría, perteneciente a este cantón. Pide, además, declarar la alerta amarilla.
Lo han hecho ante el inminente macro deslizamiento de tierra, cuyas consecuencias advierten con ser de las peores, por no decir catastróficas.
Comenzó muchos años atrás. Las grietas poco a poco se agrandaron y tomaron profundidad, afectado a la vía en especial y a otras infraestructuras de la comunidad.
Los habitantes de La Cría se dedican a la agricultura. Sus sistemas de regadío son los tradicionales, incluyendo la construcción de grandes reservorios.
Si bien distante, al fondo del caserío y de la gran maza de tierra deslizada fluye el torrentoso río Jubones. El monitoreo técnico a cargo de profesionales del área servirá para descartar su eventual represamiento.
Sobre esto último, la información real y oportuna es clave; pues es suficiente conocer la evacuación obligada de los habitantes como para esperar cosas peores.
Quedarse sin casa, sin terrenos dónde cultivar, sin tender dónde ir, es doloroso. Pero lo importante es salvar la vida. Evitar desgracias mayores, como las ocurridas en Alausí.
A las familias evacuadas, las autoridades buscan albergues en algunas zonas de Santa Isabel, cuyo COE cantonal se activó para enfrentar la emergencia.
La solidaridad es importante. Ayer, cooperativas de transporte de Santa Isabel colaboraron para traer a los pobladores de La Cría. Un buen gesto.
Las autoridades deberán analizar el futuro de esa gente; pues no basta con albergarla por unas semanas y luego olvidarla. Darle un proyecto de vida será importante. He allí el reto.
El duro invierno, las agresiones a la naturaleza, las construcciones en laderas, en tierras movedizas, el regadío a la criolla, pasar por alto las fallas geológicas, facturan, comenzando por amenazar la vida.