La Inteligencia Artificial (IA) se está convirtiendo en una herramienta valiosa para la administración de justicia en varios países del mundo, ayuda a mejorar la eficiencia en momentos en los que los sistemas judiciales están colapsados por la carga procesal o la falta de gestión judicial.
Los usos de los sistemas de IA en los sistemas de justicia son utilizados para analizar evidencia, como documentos y grabaciones de audio o video, para detectar patrones y conexiones que puedan haber pasado desapercibidos para los humanos. Esto puede ayudar a los fiscales a construir casos más sólidos y a los abogados defensores a presentar argumentos más efectivos.
Otro de los usos efectivos para los operadores judiciales, consiste en utilizar la inteligencia artificial en automatización de tareas: los sistemas de IA pueden automatizar tareas repetitivas y rutinarias, como el procesamiento de documentos y la revisión de expedientes judiciales. Esto puede liberar a los profesionales de la justicia para que se centren en tareas más complejas y de mayor valor.
Por último, existen muy buenas experiencias en EEUU sobre orientación legal: los sistemas de IA pueden proporcionar asesoramiento legal a través de chatbots y otras herramientas de inteligencia artificial. Esto puede ayudar a las personas que no pueden pagar un abogado a obtener información y orientación legal.
A pesar de estas oportunidades, la IA en la justicia también tiene limitaciones. Por ejemplo, los sistemas de IA pueden estar sesgados si los datos utilizados para entrenarlos reflejan prejuicios sociales o culturales. Además, algunos expertos en derecho han expresado su preocupación de que la IA pueda reducir la capacidad de los jueces y abogados para ejercer su juicio y discreción en la toma de decisiones. (O)