Maleficio

Juan F. Castanier Muñoz

Las cosas se inician en octubre pasado, cuando en medio de las movilizaciones orquestadas por la CONAIE, la Asamblea Nacional, muy ágil y diligente en estos casos, llevó adelante un debate y una votación para destituir al presidente Lasso. No hubieron los votos suficientes para lograr los acariciados fines de la mayoría antigobiernista, se llegó hasta la audacia de intervenir fraudulentamente en el sistema electrónico de las votaciones y cambiar el sentido de cuatro votos, así como repetir las votaciones contra toda norma hasta ver si es posible “completar” los 92 votos que hasta hoy quitan el sueño  a los “entontecidos” por el poder, pero nada fue nada… se iniciaba el maleficio.

Vino luego la conformación de la comisión “trucha” para que investigue y presente un informe sobre posibles actos de corrupción en los cuales estaría involucrado el presidente Lasso. Había que acusarlo de algo, pero los comisionados no sabían de qué. Zapata dijo que de traición a la patria y Pazmiño dijo que podría ser por incapacidad mental pero que, en todo caso, “ya se vería por qué”. Los asesores y los grupos conspiradores se rompían la cabeza, hasta que salió humo blanco: concusión y peculado. Continuaba el maleficio.

Los plazos se acortan, un sector de la CONAIE amenaza a la Corte Constitucional, se redactan los documentos al apuro, se citan disposiciones jurídicas ya reformadas, se vencen los plazos, los miembros de la comisión “trucha” entregan el informe y lo hacen con una sonrisa cinematográfica, como si todas las correcciones y los cambios que se vieron forzados a hacer, hubieran sido parte de un guión atropellado y, sobre todo, impregnado de odio y de ambición. Me atrevo a pensar que la razón fundamental para que a  los conspiradores les haya ido tan mal en esta aventura desestabilizadora es que nunca tuvieron una motivación positiva, constructiva, patriota. Siempre estuvieron movidos por sus intereses de grupo, por su hambre atrasada, por sus viscerales conveniencias. Eran entonces candidatos a que sobre ellos obre el maleficio, reservado para quienes, los actos nobles y altruistas, se han convertido en piezas de museo.  (O)