Una de las formas más exitosas de sostener el poder y control es a través del miedo, ejerciendo múltiples formas de violencia, provocando sumisión y a la larga aceptando casi cualquier situación.
Luego del decreto presidencial, la ola de miedo y sumisión ha incrementado notablemente; se plantea un escenario en donde habrá quienes podrán amenazar, disparar y matar bajo la excusa de sentirse intimidados. Jóvenes hablan sobre no salir libremente a fiestas o bares, de saber bien con quién se juntan, si deben hacer el curso para manejar armas o si la plata alcanzará para comprar una. Mientras tanto, en el país, ya hay 1.356 muertes violentas en lo que va del año.
En este contexto, el futuro es más incierto; la inseguridad está más presente que nunca y con total preocupación escucho decir que nos hace falta un Bukele, quien, se reconoce como enviado de Dios a poner orden, premisa desde la cual ha violado múltiples derechos civiles, y no ha implementado políticas sociales ni productivas para el pueblo. O tal vez ya tenemos uno así en la presidencia, y no me he dado cuenta.
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