Aun me encontraba en labores médicas y docente en mis cátedras universitarias, pues 40 años atrás trabajaba sin parar hasta las 10 de la noche y recibí urgente y preocupante llamada de mi casa. “Hay un hombre en la terraza” lo que prendió mi acción desesperada y salí como cohete. Recién estrenando matrimonio, vivíamos en pareja acompañados de una mucama, mujer pequeñita y saltarina que en sus ojos y movimientos declaraba ser más caliente que fogón de leña. Llegue entre resoplidos y si, estaba un hombre agazapado entre máquinas de ropa. No se le veía mayormente movedizo, pero en la penumbra y agazapado levantaba toda la sospecha de ser malísimo. Saqué mi revolver y con el en mano, enfrenté al intruso. Levántate y que quieres soooo…. le dije y se puso erguido lentamente con una cara de asustado. Llamen a la policía, ordené con mi arma apuntándolo, pero el dio un paso hacia mí queriendo decir algo inentendible y entonces volví a gritarle que no se moviera, dando yo un paso atrás. Pasarían contados segundos y levantando su brazo dio dos pasos más queriendo explicarme algo, los mismos pasos que reculé yo a pesar de mi aguerrido revolver y de repente salió tras mío el cuerpo pequeñito de la mucama que fue a rodearle con sus brazos al supuesto delincuente. “No le mate Dr. es el Jonathan» dijo y cubrió su cuerpo con el suyo. Esa noche, podría haber disparado y matado a un Romeó fogoso que se encontraba tras las ascuas de hirviente y cálida Julieta.
Un arma es inerte e inocente artilugio, que no dispara mientras no tenga contacto con piel, dedo, alma y mente del hombre, que puede manipularla en defensa o también en un acto de inconciencia, odio y venganza sin nombre. Al darnos, el débil y maltrecho gobierno de un Lasso acorralado que intenta esconder cosas aciagas con las que no puede lidiar, como es el narcoestado constituido por el régimen maligno y corrupto de del prófugo belga y muy bien planificado en todas sus muchas acciones de asesinatos, sicariatos, coimas etc que son sus prácticas comunes, parece decirnos inequívocamente que el estado, que debería defender al pueblo honesto, no tiene capacidad ni opción y que nos deja libres, sálvese quien pueda, con nuestra propia ignorancia y estrategia en armas y tendremos que soportar muertes de niños jugando con pistolas o femicidios, asesinatos producto de mentes alteradas y agresivas que no pueden conversar sin sacar los ojos y gritar y acto seguido disparar enloquecidos, incluso por pequeños accidentes de tránsito, raspones o minucias de ese jaez. Sálvese quien pueda es el caso ahora. No tenemos quien nos defienda pues asesinan a Cherres al socio e íntimo de Danilito cuñado del presidente y aquí no pasa nada. (O)