El desprestigio de la política, es un hecho que revela la debilidad de los partidos, de las instituciones, y la incipiente forma de participación ciudadana.
El rechazo y la indiferencia debería constituir una voz de alerta para el sistema educativo, que prepara muy poco o casi nada a niños y jóvenes para servir a los demás. Detrás de esta situación se revela una débil cultura ciudadana, y como consecuencia tenemos un suelo fértil para el populismo que tanto daño ha hecho al país.
Una nación, es una comunidad de individuos que se diferencian en su carácter, tendencias y opiniones, pero que están unidos por una red moral, más fuerte que sus divergencias. Tal vez la unidad religiosa constituya un hilo de esta red. Con todo, las divergencias religiosas no perjudican a la unidad nacional, sino cuando ésta, se encuentra previamente debilitada como sucede en ciertos países orientales.
La unidad de raza puede que sea esencial. Pero la historia cita muchos ejemplos de pueblos, que descendiendo de la misma cimiente, han luchado unos con otros, hasta su mutua destrucción.
Actualmente se pregona que los intereses económicos del Ecuador deben ser un elemento de unidad. Pero ¿en cuántos países los intereses materiales solo han servido para generar competencia y luchas internas?
¿Cuál es entonces el fundamento esencial de la unidad nacional?, ¿cuál es el suelo en el que crece el árbol de la nación? Creo que cada pueblo tiene una personalidad característica, así como cada individuo lo tiene a su vez. Y aunque la personalidad nacional tome sus componentes de los individuos, así como el árbol forma su sustancia con el agua, el calor y la luz, esa personalidad general, es diferente e independiente de las personalidades individuales, y tiene vida y voluntad propias.
El individuo se desenvuelve, pasando por la infancia, la juventud, la madurez y la vejez; así, también se desarrolla la nación; pasando por la aurora velada por el sueño, por el mediodía iluminado por el esplendor del sol, por la tarde marcada por el tedio, con la noche envuelta por el cansancio, y el sueño.
El alma de las naciones, duerme, como duermen las flores: cuando sus semillas caen al suelo, su perfume asciende al mundo de la eternidad. ¿Tendrán este perfume, las palabras de nuestros gobernantes cuando nos dicen: que, van a liberar al Ecuador del hambre, la miseria y el desempleo; mientras sus actos nos demuestran que viven cubiertos con el manto de la mentira, ¿la corrupción y el analfabetismo democrático? (O)