Tierra, agua y fuego. De esos mismos elementos esenciales para la vida surge la cerámica, una actividad tan antigua como la humanidad misma.
En Cuenca, la alfarería es signo de su identidad y parte de su historia, una historia de la que Cristina Quinde, María del Pilar Peña y Lorena Serrano ya son parte.
Las tres cuencanas son ceramistas y con el tiempo se han convertido en verdaderas alquimistas del barro.
Cuando se les pregunta ¿qué les suscita hablar del término arte cerámico?, las tres coinciden, sin vacilaciones, en que se trata de la yuxtaposición de artesanía y arte. Pero van más allá, hacia algo sumamente intrínseco.
Para Lorena es sinónimo de “sentirse libre, una terapia”; María del Pilar dice que crear un objeto de la nada “llena el alma”; y Cristina afirma con grandilocuencia que “la arcilla tiene su propia voz y ‘shungo’ (corazón en quechua)”.
La conceptualización de cada una no hace sino demostrar la pasión que tienen por el oficio que en el caso de Lorena comenzó hace 13 años; María del Pilar hace un año y medio; y Cristina hace siete.
Su acercamiento a la cerámica
Rodeada de recipientes grandes y pequeños que contienen pigmentos, de pinceles, varillas de madera, cuchillas y un torno, Cristina, quien es artista plástica, cuenta que, por “esas cosas de la vida”, un día recibió un horno y empezó a “jugar” con él junto con la manipulación de la arcilla.
Ese juego pasó a ser parte de su cotidianidad y con su esposo, Edgar León, también profesional del arte, complementaron sus conocimientos y con una dosis de autoaprendizaje, principalmente para conocer aspectos de formulaciones químicas, se volcaron a producir -con una línea de diseño propia- piezas decorativas y utilitarias, luego dieron luz a la marca registrada CyE Arte Visual e incursionaron en el comercio electrónico.
Con la experiencia de trabajar en manualidades, María del Pilar decidió, en épocas de la pandemia, adentrarse mediante cursillos en línea y libros en los saberes vernáculos de la alfarería y en su taller ubicado en el Centro Histórico da los acabados finales a un jarrón que pocos días antes era solo una masa blanda y que luego de recibir la forma irá a la cocción en un horno y pasará al esmaltado y decorado.
De padre joyero, la habilidad heredada la traduce en una frase: a la cerámica se la siente y por más que se estudie o se preelabore un diseño, la forma surge de lo que el mismo cuerpo le genera al entrar en contacto con los materiales”.
En esta etapa intenta poner de ahora en adelante su sello personal a sus creaciones que se caracterizan por un fino grosor, será la letra “G” que da nombre a su marca, “Gabmary”, “Mary” por María del Pilar, y “Gab” por Gabriel y Gabriela, su esposo e hija.
En tanto, el color blanco que sobresale en el taller de Lorena genera paz. En ese ambiente relata que comenzó en la pintura y le surgió la necesidad de trabajar en tres dimensiones.
En Argentina profundizó sus estudios sobre cerámica, arte y diseño bajo dos ejes: innovación y calidad. Y eso se aprecia en cada una de las piezas que yacen en los estantes, algunas llaman la atención como un arlequín negro o un jarrón de forma irregular en donde se nota esa especie de juego con las formas.
Es como una escultura.
Y si de esculturas se trata, el tatarabuelo y bisabuelo de Lorena fueron escultores, eso, acaso, explica la vena artística.
Su marca, con la cual ha ido ganando seguidores en redes sociales es “La Piaf”, tributo a Édith Giovanna Gassion o más conocida como Édith Piaf (1915-1963), una de las cantantes francesas más destacadas del siglo XX y quien además incursionó en el cine y teatro.
La vida de “Môme Piaf” -como era llamada- inspiró a Lorena tras leer un libro biográfico y escuchar sus inmortales canciones.
Se asociaron
Tanto Lorena, María del Pilar y Cristina ven que algo complejo es conseguir la materia prima que debe importarse en muchos de los casos, especialmente esmaltes o pastas.
Integrarse o formar alianzas es la estrategia y con ese fin nació la Asociación de Ceramistas del Ecuador -del cual forman parte- y en donde un segundo objetivo es la capacitación mediante conferencias o residencias con pares de otras latitudes.
Cristina prepara sus obras para llevarlas en estos días a una feria artesanal aunque su meta macro es revalorizar el trabajo del alfarero, darle su lugar protagónico y posicionarlo a nivel internacional; María del Pilar apunta a tecnificar su estilo, que su marca sea reconocida, que sus productos estén en los hogares cuencanos y seguir siendo una cultora del barro; Lorena, por su parte, planea proyectos artísticos para exposiciones a largo plazo, dice que si bien hubo un declive poco a poco se puede volver al “boom” de la alfarería no solo a nivel local sino nacional.
Así, en las manos de las tres cuencanas radica el presente y futuro de la cerámica, una parte de lo que somos. (I)
DATOS
- María del Pilar Peña tiene su taller en el Centro Histórico, se la puede contactar en Facebook como Gabmary y en Instagram como artegabmary. El correo es artegabmary@gmail.com.
- Bajo la marca “La Piaf” se puede revisar en las redes sociales de Facebook e Instagram el trabajo de arte y diseño en cerámica que elabora Lorena Serrano.
- CyE Arte Visual es la marca registrada por Cristina Quinde para la promoción y comercialización de sus productos. En redes sociales se la puede encontrar como @cyeartevisual.
Texto y Fotos:
Diego Montalván S.
dmontalvan@54.196.56.88
El Mercurio-Cuenca