Apátridas serviles

Dudé unos minutos cuando escogía un título para estas divagaciones. Inicialmente había escrito ´Apátridas y serviles´ como dos términos que se unen a través de la conjunción y coexisten por separado. Luego coloqué los términos juntos: apátridas serviles o serviles apátridas. ¿Los tenemos en Ecuador y dónde se encuentran?

Apátrida es la persona que no tiene patria, que es carente de nacionalidad.  Con el ´derecho´ en la mano Ecuador no tiene apátridas porque por una u otra razón todos estamos inscritos, tenemos nuestras cédulas que certifican nuestra pertenencia al Ecuador. Y sin embargo todos los días somos testigos de actuaciones reñidas con el civismo y rayanas en traición a la Patria. Lenta y desaprensivamente hemos llegado a presenciar, silenciosos y temerosos, grupos que tienen como finalidad próxima el cambio de Presidente o, mejor, su destitución. Permítanme unos cuantos renglones al respecto. Urge al país salir de una calma boba suicida; urge dejar de ser testigos de gente corrupta que se arma en contra de la democracia; urge volver a pensar que la libertad se la pelea todos los días, se la defiende en todos los escenarios y, de ser posible, por ella estar dispuestos a combatir y morir por su causa.

Tener noticias todos los días de una Asamblea que no busca enjuiciar al Presidente por algo indebido sino destituirlo a toda costa, con un libreto desvergonzado de usurpación del poder, dirigido por prófugos de la justicia, frente a una democracia débil y mojigata, es una realidad inédita. Cuando veo a esta gente usando micrófonos dignos de mejores fines; cuando los veo malgastando el tiempo por nosotros pagado; cuando les contemplo en gritos y carcajadas por celebraciones anticipadas de triunfos anhelados, me siento muy mal. Elegimos hienas y buitres. Un mea culpa no está por demás.

Y me siento mal, por mi y mis congéneres, por mis familiares y amigos, por quienes fueron mis alumnos, por los habitantes todos… Se están carcomiendo los pilares de nuestro Ecuador, hay polilla en su médula. Estamos siendo entregados a la mafia y a los rateros de profesión. Cambiar de Presidente cuando la Patria se tambalea. Entregarse a la mafia y a la peste política internacional, entre gritos y carcajadas de triunfo, es suicida.

Lectores amigos de El Mercurio: si nada decimos o hacemos también nosotros seremos apátridas serviles. Corresponsables de la debacle. Acólitos y sepultureros de la patria.(O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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