Estado de malestar
Siempre hay cosas más necesarias que otras y sin duda por ahora requerimos de nuestras autoridades probidad, tan escasa como la honestidad y la rectitud que deben asumir los responsables, aquellos que representan a las entidades encargadas de la seguridad ciudadana, para que no escale aún más este estado de malestar, incrementándose el peligro para la supervivencia de la gente, si no se dispone de una política pública con objetivos y metas claras de seguridad, no hay entonces ruta a seguir y así nos sentimos extraviados como país.
Manifestaciones de barriadas enteras contra la inseguridad en Cuenca, para solicitar atención, además para manifestar a los delincuentes su decisión de enfrentarles directamente de ser necesario, ante las desesperaciones, en un acto heroico por las diferencias a favor de una hampa organizada y armada. Cuanto hemos retrocedido en el bienestar general del Ecuador. Estamos ante hechos inéditos de maleantes que han permeado a casi todas las instancias de seguridad, afectando a la libre circulación de la población, cerrando negocios por la extorsión, los robos y los secuestros en franca impunidad. La ´población está encerrada y luego de las 7 de la noche quien sale en algunas ciudades es a costa de su integridad. No sirven ya ni los toques de queda ni la declaración de estado de excepción el gobierno está superado.
Los psicólogos aconsejan ante la angustia, pensar que esto también pasará, que necesitamos calmarnos en lo posible y ser intrépidos para superar el miedo, que nos paraliza como sociedad. La declaración pública de las muertes a mano armada espeluzna y en el 2022 aumento respecto del año anterior en un 80 %, siendo superado este indicador en el primer trimestre del año en curso. Estadísticas frías de recolectores de datos que muestran la magnitud de la situación, sin anteponerse a los hechos, casi esperando que estos se sucedan de manera implacable, como los asesinatos en las cárceles, que hasta ahora cuando bordean al medio millar, no encontramos soluciones. (O)