Por alrededor de cinco años, el proyecto inmobiliario Rieles de Monay está paralizado. Se trata de una inversión, mediante fideicomiso del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (BIESS) y de la Empresa Municipal de Vivienda de Cuenca (EMUVI).
Mientras el complejo inmobiliario está en abandono desde el 2018, solo existen el silencio o respuestas con simples generalidades desde las entidades involucradas.
“Respecto a su solicitud de información sobre el Fideicomiso “Rieles de Monay”, ubicado en la ciudad de Cuenca, informo a usted que hay algunas acciones que se deben cumplir previo a su reactivación, tales como concluir procesos, liquidar contratos, realizar informes, estudios, entre otros”, fue la respuesta desde el BIESS.
La Corporación Financiera Nacional (CFN), fiduciaria de la obra, tampoco se pronunció. Lo único que se alegó es que la Junta del Fideicomiso, conformada por delegados de EMUVI y BIESS, es la única que puede informar al respecto.
Francisco Cepeda, expresidente del Consejo Directivo del IESS y del BIESS, señaló que no es de ahora la negativa del BIESS a entregar información sobre lo que ocurre con Rieles de Monay y con los más de 40 fideicomisos en los que se ha invertido, sin éxito, los fondos de los afiliados.
Durante su gestión, que duró ocho meses, le remitió a la Superintendencia de Bancos un plan de trabajo para recuperar el dinero invertido, el cual había sido solicitado por varias ocasiones y durante años, sin que el banco respondiera.
Historia del proyecto
El proyecto inmobiliario se inició en el 2010, pero recién en 2014 arrancó la construcción. La inversión total ascendía a 20 millones dólares, para la construcción de 600 soluciones de vivienda (incluidas casas y departamentos).
La EMUVI tuvo una participación del 16 % y asumiría el pago de determinados estudios, el resto sería solventado por el BIESS, es decir, el banco invertiría 17’822.696 dólares y la empresa municipal, 3’620.954 dólares.
Los problemas se produjeron desde el inicio, pues la demora en el arranque del proyecto desencadenó en reclamos de los compradores de la primera fase. A ellos se les exigió el 50 % del pago por viviendas que tardaron en entregarles y cuyo costo, al final, se elevó en un 10%.
Pablo Cordero, gerente de Emuvi, explicó que, de las tres fases que tenía el proyecto, una, la de las viviendas, fue vendida en su totalidad y actualmente están habitadas.
La segunda fase son edificios de tres pisos, que están en proceso de comercialización; mientras que la tercera y última fase consta de 174 departamentos ubicados en edificios de ocho pisos, cuya construcción se paralizó en el 2018.
Cada departamento, de un dormitorio, debía ser comercializado en alrededor de 60.000 dólares. Mientras que los de tres dormitorios tendrían un costo de entre 108.000 y 110.000. Pero, actualmente, están abandonados, a algunos les faltan terminados pequeños y otros solo están en obra gris.
Cordero reconoció que han sido vandalizados, pero la seguridad les compete a los constructores, que son el consorcio Tres Torres del Río y Nova 8.Quito.- (ASM)-(I)