Quedé maravillado el domingo 23 de abril al escuchar el relato de una joven madre, cuya hija mayor Amelia Valentina lo había increpado por no haberla obsequiado un regalo ese día que se celebraba una importante conmemoración. Ella no sabía sobre la fecha de esta evocación: el Día del Libro, en memoria de los fallecimientos de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, cuyas obras cumbres fueron “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” (novela), “Romeo y Julieta” (teatro) y “La Florida del Inca” (historia).
Como ese día es feriado, la sorprendida madre acudió a la sensibilidad de la dueña de una librería a fin de conseguir para Amelia “La Elite”, libro de la colección de Kiera Cass y “Yolo aventuras. La mansión de las pesadillas”, de un equipo de “youtubers” creadores de contenidos que graban videos sobre sí mismos o su entorno y que están plasmados en serie de libros, compensando a su hija menor Flavia Camila.
Si hay que celebrar una fecha y obsequiar un regalo es el Día del Libro, presente que debe ser de la misma naturaleza: un libro, que llegue a ser cómplice, sugeridor y susurrante. Aquel que lleve de la mano al paisaje más luminoso de la imaginación y más fértil, con la mejor imagen que hemos soñado de nosotros mismos o de cuánto aspiramos a estar rodeados, de lo que anhelamos a ser o a conseguir. Con un libro en la mano nos invadirá la certeza de que somos solidarios con los otros, muertos o vivos.
En estos tiempos de turbulencias del espíritu, hemos de acudir al libro como mecanismo para paliar los motines del “homo homini lupus”, cuya lectura será de esparcimiento y recreo, de ensueño y disuasión de la ira, el odio y la venganza, aquel que nos sirve para el conocimiento y la creatividad, para el consejo y la terapia del alma. Pues, este es el amigo que nos restaña, sin preguntarnos nada, nuestras heridas; por él recibimos mensajes de los que vivieron en otro tiempo y en otras geografías.
El libro es la mejor herramienta para aprender, por eso que la tarea de los padres de familia, de los profesores y los maestros debe ser el de inculcar al niño y joven en la lectura. ¡Bien que los niños recuerden a sus padres que en este Día deben recibir un regalo: un libro! (O)