Transitar, escuchar y observar de la mano de la libertad y ajena a todo prejuicio es conocer en holgura y sin sesgos otras realidades. Estar predispuesto a sentir nuevas emociones a través de historias que son escritas desde la diversidad, es ir más allá de lo que a lo lejos se puede ver, aún más allá de donde se unen el cielo con el mar y aún más allá de lo profundo de un suspiro.
Las vivencias son esencias e identidades individuales y colectivas que coincidieron en tiempo y espacio; son sentires y pensares que dejaron grandes surcos en “aquello” y sin duda, son huellas para el nuevo aprendiz; marcas en el alma que se sienten aún más.
¿Y la empatía? Es cruzar de un lugar a otro, es transmutar de una realidad a otra, es pensar que sustituimos el privilegio por la necesidad; y, entre la empatía y la realidad hay más allá de un experimento social, es transformar falsas humildades.
Un día sábado los conocí y ese mismo día les llegué a querer… me enseñaron ¡Sí que me enseñaron! (O)
