Estas próximas semanas los gobiernos autónomos descentralizados tomarán su lugar en las administraciones que han renovado autoridades. Este proceso, conocido como de transición, se caracteriza no solo por el término de las gestiones de la administración saliente sino también por el planteamiento de los objetivos que proyecten a la nueva administración.
Indistinto de los planes de trabajo expuestos en campaña, la seguridad y la vialidad, serán las preocupaciones que de alguna manera marquen la agenda de los nuevos gobernantes. Indistinto de las competencias de la municipalidad y la prefectura, el clamor popular contra las consecuencias del centralismo obliga a las autoridades a acoger estas demandas y levantar sus voces por mayor atención gubernamental.
En el caso de la provincia, el prefecto electo Lloret tendrá que articular con brevedad una hoja de ruta sobre su sistema de economía popular y solidaria que fue una de las principales banderas de campaña. Esta propuesta deberá ser acompañada por un importante sistema de recuperación de la vialidad en el Azuay. El principal escollo en la Prefectura del Azuay es el económico. Es conocido que luego del retiro de la tasa solidaria, los ingresos económicos no son suficientes ante las apremiantes necesidades de la provincia. Su equipo sabrá que administrar la escasez, desde el lado de la oposición,es muy diferente que hacerlo cuando eran gobierno.
Cristian Zamora, en la Alcaldía de Cuenca, requiere cumplir de manera inmediata su oferta de retirar los fotoradares, tarea que -se sabe- tendrá las dificultades jurídicas que se han discutido en diferentes espacios. Al haber sido un candidato con propuesta única, como se conoce en el marketing político, el resto de la oferta política prácticamente pasaría sin trascendencia si ésta, que ha sido la más mediática no logra cumplirse. De ahí la importancia de hacerlo en los primeros días, debido que con ello se asegura su posicionamiento y se ratifica su capacidad de gestión.
Las agendas de transición dependen de la urgencia de la coyuntura y de la perspectiva de la ciudadanía. La habilidad del político es lograr que la gestión pueda conciliar ambas y comunicar los resultados de manera tal que se aproveche estos primeros días para proyectar el mito de gobierno, esa idea que comunique, a través de las obras y el mensaje, la fuerza de la nueva administración.