Chordeleg, cantón que brilla con la belleza de su joyería
Chordeleg, tierra de orfebres que elaboran elegantes joyas en oro y plata, conserva las técnicas artesanales, sobre todo la de la filigrana, que consiste en tejer los finos hilos del metal precioso para dar forma a diversidad de prendas, desde pequeños dijes, hasta coronas.
Los numerosos almacenes de joyería son visitados por turistas locales y extranjeros, en el centro cantonal. Uno de ellos es el de Xavier Sempértegui, quien lleva 26 años en este arte.
A los 12 años inició como aprendiz de su tío César Peralta, un conocido orfebre que producía entre uno y tres kilos por semana en joyas de oro de 18 kilates. Cuando cursaba la secundaria, Xavier se convirtió en oficial cumpliendo horarios, que muchas veces se extendían hasta la medianoche.
“Mi tío tenía mucho trabajo, pero éramos bien pagados. Cuando tenía 17 años ganaba unos 150 dólares a la semana. Trabajaba para mi papá, quien también era joyero”, recuerda.
A sus 20 años, emprendió con su propio taller, el cual adquirió por 4.500 dólares a su padre Carlos Sempertegui. Inició con la producción de 100 gramos de oro.
Con el tiempo, aparecieron las vaciadoras y cambió el proceso de producción. Javier se capacitó y se convirtió en maestro. “Después de ser aprendiz, me pedían que les enseñe nuevas técnicas para hacer cadenas y esclavas”, señaló.
Trabajo artesanal
Aunque algunos productores trabajan con maquinaria como las vaciadoras, la técnica ancestral de la filigrana se mantiene. Napoleón González, presidente del Gremio de Orfebres y Maestros de Chordeleg, resalta que son muy apetecidas las joyas hechas a mano.
“Es una labor minuciosa, es más demorado, pero la gente aprecia este trabajo”, resaltó. Entre las obras están las candongas, una joya infaltable en las vitrinas de los locales de exhibición y venta.
Unas 40 personas de entre 20 y 65 años, forman parte del gremio, que hace cinco años tuvo 60 miembros. La cifra ha disminuido por la migración, que se acentuó tras la pandemia. Sin embargo, González destaca que hay interés entre los jóvenes para tomar la posta y seguir con el oficio.
Para fortalecer el sector, el Gremio de Orfebres impulsa actualmente un curso de titulación de artesanos, para fomentar el ingreso de las nuevas generaciones en el arte de la joyería.
González indicó que en las mejoras épocas, hace poco más de una década, se trabajaba en oro, hasta 20 kilos semanales en Chordeleg.
Barras
Fernando Orellana, otro orfebre chordelense, es un reconocido proveedor de la materia prima. Aprendió el oficio de la joyería a los 14 años, con maestros que le enseñaron variedad de técnicas. En su taller, trabajaba para entregar las obras a los principales locales comerciales del cantón.
Ante la competencia, identificó un nicho que estaba vacío y decidió emprender hace 18 años. Este hombre visionario se dedicó a comprar el oro de mina o de río pare refinarlo y vender la materia prima a los artesanos, quienes compraban en Cuenca.
La experiencia le permite identificar la calidad del oro. “El mejor oro está en la zona oriental, en Tena, Macas, Gualaquiza, Zamora y Yantzaza, con un kilataje de 22. Hay lavaderos artesanales y la gente es honrada”, aseguró Orellana.
La materia prima debe pasar por un proceso de purificación, hasta obtener un oro de 14 o 18 kilates, los más demandados para la elaboración de joyas. Las barras que funde, pesan hasta unos 400 gramos. (I)
DATO
- Chordeleg es parte de las 64 ciudades a escala mundial de la ‘Red de Ciudades Creativas’ designadas por la UNESCO en 2017.
“Pasamos ese bache duro que fue la pandemia, el trabajo decayó dado que las joyas no son un bien de primera necesidad, pero actualmente estamos restablecidos”.
Napoleón González. Presidente del Gremio de Orfebres de Chordeleg.