La financiación proporcionada por las instituciones financieras (IFI´s) a personas y empresas, clave para mantener la dinámica de la economía, se enfrenta cada vez más a un entorno desfavorable caracterizado por un aumento en el costo de captación de fondos y su inevitable incremento en la colocación del crédito.
A marzo 23 el sistema financiero (SF), particularmente bancos y cooperativas, reportan 18% de crecimiento respecto de marzo 22. Pero que es lo que está evidenciándose en estos meses: que la oferta se frena, pero también la demanda de préstamos. La caída de la demanda habría sido particularmente acusada en el caso de los créditos productivos (-1%) y los de vivienda (-1%), no así en el crédito de consumo que sube (+2%) y el microcrédito que se mantiene. Este aumento del crédito de consumo y también el aumento del uso de la tarjeta de crédito puede impactar de manera significativa en la dinámica de la economía.
Pero es importante recalcar que la banca ecuatoriana aprendió muchísimo de la crisis del 2000. Y hoy, la ralentización en la demanda, es evidenciada porque las condiciones en las que el SF quiere prestar se han endurecido. Las causas difieren según se trate de clientes particulares o empresas. En el primer caso, el Banco cree que influye la menor confianza de los consumidores en la situación económica, y en el segundo, las compañías se lo piensan más por el aumento del pago de intereses que implica pedir ahora préstamos, y la reducción del ritmo al que están invirtiendo.
Paradójicamente, los bancos ecuatorianos no se han visto penalizados con fuerza por esta restricción del crédito, las subidas de tasas les estarían favoreciendo, propiciando un aumento de la rentabilidad en los últimos tres meses debido al incremento de los ingresos netos por intereses. Es decir, sus márgenes están creciendo gracias a que sus clientes con préstamos con tasas reajustables están pagando más intereses.
Para el segundo trimestre del año, las perspectivas son agridulces. Las IFI´s esperan reducción generalizada de la oferta, pero más moderada que la del primer trimestre, y un descenso de la demanda de crédito, pero también de menor intensidad que el registrado en los tres primeros meses del año.
