Y pensar que hasta el miércoles en la noche yo no sabía de que escribir. Y es que, en esto de la política, llega un momento en el que uno se agota. Luego de meses empleados en insultos y acusaciones entre el presidente y sus detractores, es casi natural que uno se encuentre en tentado a tirar el televisor por la ventana o decida, en defensa propia, desenchufarse de la política y dejar de amargarse la vida con los noticieros.
Así que, si Usted es uno de uno aquellos que ya tiraron la toalla, permítame contarle que ya se fueron ¿Quiénes? Pues Lasso y el parlamento también ¿Y cómo se fueron? Pues por su propia mano, es decir, a través de un decreto de muerte cruzada, un burdo mecanismo de mutua destrucción, un subproducto de la política fallida, contemplado en el artículo 148 de la Constitución, que hace tiempo pendía sobre nuestra cabeza como una guillotina y hoy es una triste realidad.
En fin, al menos ahora sabemos que esta gente se va y eso es muy bueno. Gente que será seguramente reemplazada por la tropa correísta, lo que no es tan bueno, así como no lo serán el vacío de poder donde el presidente intentará gobernar sin gobernar a través de decretos emergentes bloqueados por la Corte Constitucional. Y lógicamente, usted se angustia. Y no es para menos. Los tipos hicieron mucho daño y lo seguirán haciendo, más aún ahora que ya no tienen nada que perder.
Además, mientras presidente y Asamblea se apuntan mutuamente y tiran del gatillo, habría que preguntarse quién queda para pensar en el pueblo y los desastrosos efectos que producirá este vacío de poder en la estabilidad del país, el descomunal impacto que esto tendría en el sector empresarial y el empleo, sin mencionar el costo del nuevo proceso electoral. Sin embargo, estimado lector, no sufra más. No se caliente más. Lo cierto es que estos, al menos estos, ya no volverán a gobernar y eso debe bastar para que usted empiece a dormir más tranquilo. ¿Los que vienen a reemplazarlos? ¿Serán aún peores? Bueno, pensaremos en eso mañana… (O)
