Puerto Príncipe.- En las bandas armadas que siembran el terror en Haití las mujeres tienen también su papel, que va desde limitarse a apoyar a sus parejas miembros de esos grupos hasta participar directamente en las actividades delictivas.
«Sí, la Policía detiene a mujeres que forman parte de bandas. Siempre dicen que no saben nada», declaró a EFE una fuente policial que pidió el anonimato, al no estar oficialmente autorizada a hablar en nombre de la institución.
En las bandas (unas 300, según cifras oficiales) la inmensa mayoría de sus miembros son hombres, pero hay también niños y decenas de mujeres, y no solo apareciendo en videos musicales grabados por esos grupos o en las redes sociales durante las fiestas de las violentas pandillas.
Según dijo a EFE Rosy Auguste Ducéna, responsable de programas de la ONG Red Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), la participación menos activa de la mujer consiste en ser pareja (o hermana) de algún miembro de un grupo violento: no actúa directamente en la banda, pero «comparte la vida con un hombre del que sabe que integra una asociación de malhechores y que recibe parte del botín de los actos cometidos», unas ganancias de las que ella también se beneficia.
En ocasiones, cuando una mujer rechaza convertirse en esposa del miembro de una banda o a mantener relaciones sexuales con él se ve obligada abandonar su barrio. Incluso, al menos diez de ellas han sido asesinadas.
ABRIR EL CAMINO PARA EL ASALTO O EL SECUESTRO
Otras mujeres tienen un mayor papel en las bandas, están mucho más implicadas en las actividades de sus parejas, las aceptan directamente y portan armas, como puede verse en imágenes que circulan por las redes sociales.
Incluso, informaciones compartidas por RNDDH sugieren que hay bandas que, cuando van a cometer sus ataques, van acompañadas de mujeres para así levantar menos sospechas.
«En primer lugar, es para permitir que el grupo armado entre de una forma suave en la zona que va a ser asediada», explicó la fuente, pero estas mujeres también tienen la tarea de robar todo lo que haya de valor en los sitios que luego incendiarán los bandidos.
Además, a veces las mujeres tienen un papel en los secuestros, no solo limitándose a cocinar o hacer otras tareas domésticas, sino vigilando a los retenidos, añadió Ducéna.
Y también en ocasiones se utiliza a las mujeres para poder cometer los secuestros: se acercan sin levantar sospechas a un hombre para hacerle una pregunta y los delincuentes aprovechan ese momento para capturar a la víctima.
Si bien por ahora parece que no existe ningún grupo armado exclusivamente femenino y no hay información sobre mujeres que asesinen sistemáticamente a personas «creemos que ellas sí aceptan la violencia ejercida en un ataque»’, apuntó la fuente.
LAS BANDAS ASALTAN LAS CÁRCELES
En los últimos años, la prisión femenina de Cabaret ha sido objeto de múltiples ataques por parte de bandas, en particular las que operan en la zona de Canaan, al norte de Puerto Príncipe, en ocasiones para intentar liberar a algunas de las presas.
El 22 de septiembre pasado, un ataque armado en esa cárcel dejó al menos dos muertos -una de ellas reclusa- y al menos 145 internas de un total de 250 mujeres encarceladas por diversos delitos, entre ellos participación en grupos armados, lograron escapar.
El último ataque, repelido por las fuerzas de seguridad, tuvo lugar el 9 de mayo, lo que demuestra, como afirma la Policía Nacional en un video difundido esta semana, que en los últimos días, las prisiones se han convertido en objetivo de bandas armadas, en especial en la zona metropolitana de Puerto Príncipe, en un intento de los asaltantes de liberar a sus socios detenidos o a sus parejas.
Desde 2018 han aumentado en Haití los ataques armados, con el resultado de cientos de muertos, decenas de mujeres violadas y asesinadas y centenares de hogares quemados. EFE