Sistemas de salud más equitativos, sostenibles y resilientes son posibles en América Latina, según los objetivos del Movimiento Salud 2030, que reúne al sector público y privado para impulsar la transformación de la sanidad en la región.
La iniciativa, ligada a la Fundación Movimiento Salud, que se presentó esta semana en paralelo a la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), surge de una cierta “frustración” ante la falta de acción de los sistemas sanitarios en la región frente al aumento de enfermedades no transmisibles y el envejecimiento, según Rolf Hoenger, director de área de Roche América Latina.
“Los desafíos que existen en los sistemas de salud, pensando un poco más adelante, es que hay esa transformación de enfermedades transmisibles a las no transmisibles y que la población está envejeciendo, todo el mundo ve esto, pero muy poco pasa”, explicó Hoenger a EFE.
Para anticiparse a las necesidades futuras, varias instituciones educativas, Microsoft, Roche y Siemens Healthineers crearon en 2020 este movimiento, que aglutina a todos los sectores para trabajar en comunidades prósperas mediante la innovación en el cuidado de la salud, impulsado por una red de colaboración.
“Si quieres hacer un cambio, necesitas ser socio de diferentes industrias, que nos complementemos y ayudemos a resolver los problemas, y eso solamente funciona en conjunto con Gobiernos a nivel global, a nivel local y con el ecosistema de innovación y salud de los países”, sostiene Hoenger.
IMPACTO EN AMÉRICA LATINA
La iniciativa, dice Hoenger, tiene presencia en Colombia, Uruguay, Brasil, Costa Rica, Argentina, Chile, Ecuador, Perú y México y participan unos 70 expertos.
El Movimiento Salud 2030 colabora con retos de innovación abierta y espacios de cocreación, como mesas redondas, para resolver brechas de calidad y fomentar el acceso equitativo a la salud con soluciones de alto impacto.
Entre los problemas que han detectado en dos años y medio de funcionamiento están la falta de interoperabilidad en los sistemas de información en salud, rezago en la mejora de habilidades y conocimientos en herramientas digitales de los profesionales sanitarios, ausencia de marco legal para manejo de datos y la baja inversión.
“La falta de inversión en salud es un grave problema y hay varios países que están en esa situación. Si queremos un desarrollo sostenible de la sociedad, vamos a tener que poner más recursos en la salud, pero la otra cosa es que también sabemos que más o menos entre el 30 % y 40 % de la inversión es un desperdicio”, lamentó.
Esto, dijo, se refleja en que se desaprovechan herramientas como el uso de datos y no se invierte en tecnología en salud digital.
“Lo que tenemos que hacer es conseguir con los mismos recursos sistemas de salud eficientes”, agregó.
Por ello, el movimiento busca catalizar el desarrollo de sistemas de atención de la salud para que sean más equitativos, sostenibles y resilientes, especialmente tras el impacto de la pandemia en la región.
Hasta ahora en Perú, por ejemplo, se ha implementado un método innovador de gestión pública para convertir recursos financieros en mejores resultados de atención médica.
Mientras que en Chile, con la colaboración de “startups” (empresas emergentes) se trabaja con autoridades de salud para integrar sus soluciones en una solución sistémica.
En Colombia, se implementaron dos soluciones: “Clíniclic”, que aprovecha la telemedicina para mejorar la calidad de vida de los pacientes con diabetes y epilepsia; y “Salud 360”, que con una aplicación conecta a aseguradoras y proveedores de servicios sanitarios para facilitar el contacto y seguimiento.
Hoenger resaltó que la idea es que este tipo de modelos sea replicable y escalable en Latinoamérica y el mundo.
“A través de los pilotos podemos demostrar que eso no es una utopía, se puede demostrar el impacto que tiene la innovación, la implementación de la salud digital en los países”, concluyó. EFE