Dos años de gobierno
El presidente Guillermo Lasso cumple hoy dos de los cuatro años para lo cuales fue elegido.
La agudización de la pugna de poderes le obligó a adelantar su retiro antes de cumplir el mandato popular, una decisión dura, de renunciamiento, jamás prevista cuando juramentó el cargo.
Cumplirá la disposición de dar su Informe a la Nación, si bien no ante la Asamblea, inexistente por el momento.
Durísimas críticas arrecian en contra de Lasso. No sólo de sus adversarios políticos (interesadas las más); también analistas, por el “ciudadano de a pie”, cuando sopesan los resultados de su gestión.
Bajo ese barómetro, quedan opacados los logros, si bien magros para muchos en lo laboral, inversiones, vialidad, salud, y, la más grave, la seguridad ciudadana, sin dejar de lado cierta parsimonia, la falta de liderazgo para exigir a los ministros la ejecución presupuestaria, o tomar decisiones radicales ante el primer indicio de casos de corrupción.
No todo es culpa del gobernante. Ha tenido una oposición beligerante, al extremo de siempre haber buscado echarlo del poder. No ha sido propositiva. El manejo económico, al comienzo privilegió lo macro; estuvo al vaivén de los precios del petróleo, de la guerra, del constante aumento del riesgo país, en tanto se avecinan para los próximos tres años abultados pagos de deuda externa.
Queda trunco el Plan de Desarrollo establecido para sus cuatro años de gestión. En estos seis u ocho meses, Lasso hará bien en enfocarse en sacar adelante temas como la economía, reforzar la seguridad, la salud y la educación, procurando generar un ambiente de paz social.
Son momentos duros. Lo serán también para el presidente próximo a elegirse, máxime si gobernará año y medio. Quien lo sea, ojalá sienta las bases y prepare la transición para un nuevo gobierno de cuatro años. Esta debería ser su mayor y única aspiración. Si obra así quedará para la historia.