¿Y ahora qué hacer?
Unas ideas luego de la disolución constitucional de la Asamblea decretada por el presidente Lasso tal como lo exigía la honestidad ante la proterva conspiración desestabilizadora de la oposición.
Desafío permanente para el Ecuador más que para los gobiernos constituye la necesidad de depurar el sistema social secuestrado por el crimen organizado, mismo que penetró, reptante, las funciones e instituciones estatales desde el 2007 y con el COIP desde 2014, blindando la delincuencia que destruye todo. La toma de las cárceles con la estrategia perversa de la impunidad con reos protegidos por habeas corpus y acciones de protección, tramitadas con cinismo, demuestran la confabulación de la narcopolítica.
El presidente Lasso preservó su calidad al sentar cátedra con absoluta nitidez y elevada oratoria en la Asamblea, en un tiempo utilizado con propiedad demostró la inconstitucionalidad del Juicio Político al aplicar la lógica jurídica. No existe juicio posible ni político ni penal si no existe el delito que se acusa, así de claro y preciso es para la buena fe y la ética cívica que nos deben guiar a todos. Diez minutos fueron suficientes para desbaratar la estulticia de los interpelantes perdidos en la maraña de sus sofismas.
¿Y ahora qué hacer en estos menos de seis meses? El gobierno tiene mucho que hacer en tan poco tiempo, debe ejecutar a fondo la política social de orden público para rescatar y potenciar el sistema democrático con medidas depuradoras de la corrupción. La economía pasa necesariamente por la salud y la educación de calidad, así como promover el trabajo y el emprendimiento, garantizados con una necesaria visión humanista.
Las elecciones que vienen deben darnos con responsabilidad la respuesta. (O)