Presupuestos municipales

Las proyecciones de inversiones, del gasto corriente, pagos de créditos, consecución de otros, recaudación tributaria, más los aportes de las transferencias desde el gobierno, entre otros ítems, configuran un presupuesto.

Si sobre los presupuestos de cada Municipio y Consejo Provincial habría información fidedigna, disponible y actualizada, a lo mejor los ciudadanos tendrían muchas más razones de fondo para votar por tal o cual candidato a una alcaldía o prefectura.

Es más, una obligación en ese sentido debería constar en el Código de la Democracia. Bajo prevenciones de ley, la deberían cumplir antes de las elecciones quienes están en funciones.

Lo difundido en las páginas web de cada ente seccional, si la hay, es pobre.

Ganadas las elecciones vienen las famosas transiciones. Para la autoridad saliente, por lo general, todo queda en orden, todo financiado, todo pagado; con millones de dólares en caja.

Pero parece ser tiempo perdido. Ya en funciones, los flamantes elegidos comienzan a quejarse. Se topan con la realidad. Esta realidad supera hasta sus ficciones, ni se diga las tantas ofertas electorales. Luego vendrá el desengaño de los votantes, cuyo ejercicio ciudadano, lamentablemente, se limita a votar por votar.

A alcaldes y prefectos, toparse con esa realidad les comienza a pasar factura. En el caso de Cuenca, la dirección Financiera habla de un “presupuesto inflado”, de dineros comprometidos, de USD 28 millones en cuentas por pagar, bajas recaudaciones, abundantes contratos ocasionales. En fin.

Toca reestructurar el presupuesto. Por lo pronto, no hay los USD 150 millones, ni el superávit, la supuesta herencia del ahora exalcalde.

He allí el reto, la capacidad de gestión, máxime si es casi nulo el margen de endeudamiento del municipio.

Cuadrar un presupuesto “hasta donde los pies”, hablándole claro a la ciudadanía, será un primer paso. Insistimos, la realidad desanubla a los políticos.