Entre las múltiples amenazas a las que nos vemos expuestos en nuestras relaciones diarias, se encuentra la de los llamados vampiros emocionales, término utilizado para referirse a esas personas que agotan nuestra energía y que con frecuencia tienen ciertos rasgos de personalidad como la manipulación emocional, que hace que constantemente busquen atención y validación de sus actos, a la par de no respetar límites personales, por lo que pueden ser exigentes, invasivos y demandantes, además de tener baja habilidad para la regulación emocional, lo que les convierte en personas tóxicas a las que hay que poner límites y preferiblemente, distancia.
Psicólogos y expertos en bienestar emocional recomiendan alejar a las personas tóxicas de nuestra vida, ya que estas exhiben patrones de comportamiento destructivo como la manipulación, la crítica constante, el abuso emocional o la falta de respeto hacia los demás, lo que hace que interactuar con ellos nos agote y desgaste. La psicóloga Cristina Agud (2021) menciona que, aunque hay muchos tipos de personas tóxicas, normalmente son personas que no han evolucionado emocionalmente, por lo que son inseguras, egoístas y poco independientes, lo que hace que tiendan a relacionarse de forma absorbente, agotando, estresando y deprimiendo a las personas que tienen a su alrededor.
Silvia Congost, en su libro Personas tóxicas (2022), ofrece herramientas para identificar y tratar con estas ya sea en nuestras relaciones de pareja, laborales, familiares o sociales, destacando la importancia de alejarnos de quien no nos aporta nada bueno y cuidar nuestra esencia, autoestima y dignidad, dedicando nuestra energía a relaciones equilibradas, respetuosas, satisfactorias y enriquecedoras.