China trabaja en radares con capacidad para detectar misiles a miles de kilómetros

Científicos chinos han comenzado la construcción de un sistema de radar con capacidad para detectar misiles a hasta 4.500 kilómetros de distancia, aproximadamente la distancia entre el sur de China y el norte de Australia.

El radar también puede rastrear múltiples objetivos dentro de 3.500 kilómetros, aproximadamente la distancia a Guam, explicaron los científicos en un artículo publicado el 31 de mayo por la revista Electric Machines and Control, recoge hoy el diario South China Morning Post (SCMP).

El equipo de científicos e ingenieros, dirigido por el académico Sun Donyang, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Harbin, asegura que el radar está ya en construcción y que podría usarse en los buques de guerra chinos de propulsión eléctrica.

Según SCMP, este aumento en las capacidades de búsqueda y seguimiento daría a la Armada china una gran ventaja al superar el problema que tienen la mayor parte de los radares que se usan en la mayoría de los buques de guerra, con un alcance de cientos de kilómetros.

Los investigadores, según el diario, recurrieron a los fabricantes nacionales de los trenes de alta velocidad, que son impulsados por corrientes de alto voltaje para que alcancen una velocidad superior a los 350 kilómetros por hora.

Un científico citado por el diario aseguró que China está tratando de mejorar sus radares «debido a las crecientes actividades militares estadounidenses en Asia».

En los últimos años, China ha apostado por las mejoras tecnológicas en armamento: ya ha logrado desarrollar su primer portaaviones de fabricación enteramente propia y ha conseguido grandes avances balísticos, en aviones invisibles al radar o satélites de uso militar.

La modernización y expansión del Ejército chino levanta suspicacias entre sus rivales -tanto EEUU como otros países de la región-, especialmente por los conflictos territoriales en torno al mar de la China Meridional, en el Himalaya y Taiwán, cuyas soberanías reclama Pekín en su totalidad. EFE