Es una frase de uno de los evangelios de San Mateo, que hace pocos días fue utilizada por el “innombrable”, al término de una de sus usuales peroratas, ahora, en contra de la Fiscal General de la Nación. Lo que sucede es que sus planes para sacar a la Fiscal de sus malolientes enredos jurídicos, han ido cayendo uno a uno y, como estos fracasos le suelen provocar varias molestias, pues entonces ha arremetido contra la Fiscal, insultándola de manera vulgar y terminando su ditirambo visceral, a modo de sentencia, con la célebre frase de San Mateo.
El último viernes, el abogado John Rodríguez Mindiola, y hay que tratar de no olvidar estos nombres, juez de una unidad multicompetente del cantón Yaguachi, dictó una sentencia restituyendo los derechos políticos al reo Jorge Glas, sentencia en la cual, casi graciosamente, especifica que podrá participar como candidato en las próximas elecciones de agosto y que no se podrá tomar contra él ningún tipo de medida judicial antes del 20 de diciembre del presente año, fecha de la posesión de los nuevos Presidente y Vicepresidente electos del país. Con desfachatez digna de mejor suerte, el juez de marras recibió el pedido del abogado de Jorge Glas a la madrugada del pasado viernes y despachó la sentencia ¡Oh sorpresa!, el mismo día, tomando en cuenta que el sábado, o sea al siguiente día, se cumplía el plazo dado por el CNE para la inscripción de las candidaturas. Fríamente calculado.
Es obvio que en este nuevo escándalo, tan culpable es el transfugoso juez, como lo son Glas, su abogado y los miembros de la banda de Glas, porque una inmoralidad e ilegalidad de este tamaño, es decir, la concesión de una medida cautelar pre existiendo una sentencia en firme, no es posible sin la concurrencia de varias voluntades que, con premeditación, hayan urdido un plan para burlar las leyes y la administración de justicia. Y retorna entonces la sabiduría de San Mateo, “por sus obras los conoceréis”. (O)
