Fetidez

Aurelio Maldonado Aguilar

Todo ser vivo luego de su aventura en el mundo, fallece y su materia se descompone para reciclarse en mágico circuito. Muere y en seguida, sin mediar más que oxígeno, temperatura y humedad, se pudre en el estricto sentido de la palabra, emanando olores de fetidez nauseabunda. La muerte cruzada, parece encontrarse en este estado de licuefacción y podredumbre con indescifrables olores fétidos que asustan. La pugna por el poder es enfermiza para determinados candidatos y es vital para otros. Mientras unos alimentan su ego, basados en caudales multimillonarios que empujan su aventura, otros se juegan la vida y la cárcel si no logran, mediante el control omnímodo del poder político, captar cortes, justicia y autoridades que desaparezcan sus delitos de un plumazo.

Variopinto el espectro de candidatos y de deficiente calidad y credibilidad. No existe nadie que pueda gritar honestidad pura, aunque el más frontal contra delincuencia organizada y corrupción ha sido Villavicencio, que de tiempo atrás se juega la vida en un país donde sicarios y mafias de la droga, cobran céntimos por terminar con un balazo a quien corresponda. Valiente es y esta singular característica puede llevarle al sillón de Carondelet, con la esperanza de que no modifique su criterio contra los ladrones y delincuencia entronizada. Sonnenholzner, se ve como opción hasta el momento honesta y con preparación académica y experiencia de haber sido vicepresidente por poco tiempo, suficiente para husmear el ambiente y prepararse para lograr sacar adelante un país que boquea. Yaku, mi vecino de Tarqui, a bregado por su lucha por el agua y la naturaleza y su pellejo ya sufrió dolores de ser reprimido a punta de palo por el correísmo, más creo que tiene pocas esperanzas, para ser franco. El resto, que calamidad. Candidatos improvisados, sin la más mínima propuesta, aparte de demagogia barata y de barricada, sin apoyo de partidos y fuerzas políticas importantes, ni plataforma alguna, tan solo por el deseo personal de ser poder. El resto, tenemos multimillonarios, oportunistas, rambos de guerras forasteras, ególatras sin respaldo y mucho menos ideas, que no tienen el más mínimo plan para mejorar áreas vitales como seguridad y narcotráfico, educación, salud, desarrollo sostenido de la economía y democracia limpia, burocracia y respaldo político de asamblea, justicia y extirpación de jueces banales, contraloría, fiscalía etc. La nula credibilidad de la ciudadanía y pueblo cada vez más dividido y confundido por tristes candidatos, suma brumas al momento político. (O)