Juan Pazmiño, al ser padre de tres mujeres: María Caridad, de 17 años; Isabella, de 13 años; y María Esther, de 7 años, ha entendido que hay particularidades en la crianza; que cada papá tiene sus formas, aún más cuando se trata solo de hombres o solo de mujeres.
Por ejemplo, en el caso de Juan, notó que sería totalmente distinto criar a sus hijas cuando él empezó a compartir sus gustos.
Amante de las bicicletas, desde temprana edad enseñó a sus hijas a manejar. Pero un día ellas prefirieron el ballet y la natación. Juan no sabía nada de esas actividades. Podía hablar de fútbol o de los deportes que, por lo general, se hablan entre pares.
Pero de lo que le gustaban a sus hijas, no. Entonces entendió que se estaba adentrando a otro mundo que no había conocido. Pero también entendió que eso no lo podía limitar, porque para él, como padre, su rol era guiarlas y apoyarlas.
“Uno de los caminos que uno toma cuando es padre es el del aprendizaje. Todo el tiempo, todos los días aprendes. Ellas se van ubicando en sus gustos, en lo que quieren hacer, y allí tiene que aprender y entender para guiarlas”, comentó Juan.
Además de entenderlas, Juan también ha tenido que enfrentarse a otro mundo. Su última hija, María Esther, tiene síndrome de Down. No obstante, el problema nunca ha sido por ella, sino por una sociedad que todavía limita a las personas con síndrome de Down.
A pesar de ello, Juan ha aprendido y ha buscado la ayuda necesaria para que María Esther tenga una vida normal. Ha dejado atrás las palabras que limitan y se ha puesto como objetivo ser su pilar en el desarrollo.
“La sociedad es dura. No hay un respeto, no hay derechos que se cumplan. Pero para eso estoy yo como padre, para defenderla, para criarla y para ayudarla a enfrentarse a este mundo”, dijo Juan.
Conocer las diferencias
Entender que no son iguales: así resume el trabajo que ha hecho Juan Carlos Proaño con sus tres hijos de 15, de 13 y de 10 años. Pero eso llegó en el proceso de la paternidad, cuando ellos fueron creciendo y mostrando sus propias características.
Por ejemplo, Juan entendió que su segundo hijo no iba a ser como el primero, y mucho menos el tercero, porque cada uno tenía sus propios gustos y sus propios procesos en sus crecimientos.
“Mi primer hijo es muy metódico. Mi segundo hijo es muy creativo. Y mi tercer hijo le gusta el fútbol, está pensando en eso. Y como padre creo que debemos entender que todos somos diferentes, que nadie es igual”, comento Juan Carlos.
Al entender las diferencias, para Juan, desde allí parte los procesos de crianza. Si bien la educación y los valores son los mismos para los tres, Juan Carlos sabe que debe tener distintas estrategias para formar a sus hijos.
“Como dice la frase, los hijos son como una flecha en manos del valiente. Al final los padres debemos ser valientes y apuntarles a una proyección, a que tengan un buen futuro, a que sean de bien”, agregó Juan.
Criar en la adultez
Las diferencias no solo se ven en los hijos. Asimismo, se ven contrastes en los padres. Este es el caso de Pablo Cardoso, quien tiene cuatros hijos: una pareja que ya supera los treinta años, y dos niños de ocho y cuatro años.
Para Pablo, su labor como padre ha sido totalmente distinta entre sus primeros dos hijos y sus dos últimos, principalmente por su estado de madurez. No es lo mismo ser papá a los 25 años que serlo a los 50.
“La vida tiene una perspectiva distinta, si bien ya no se tiene las mismas energías y el ímpetu de los años jóvenes, por otra parte hay más calma, más paciencia”, dijo Pablo Cardoso.
A las diferencias también se suman las enseñanzas. Por ejemplo, hace medio siglo no se hablaba del medio ambiente, del cuidado del planeta.
Hoy, en cambio, Pablo comparte con sus hijos esa necesidad de salvaguardar el espacio en donde se vive.
Asimismo está el diálogo, el enseñar a comunicar, sea lo que fuere, para buscar soluciones.
“Como papá y mamá estamos abiertos al diálogo. Pase lo que pase, no hay una situación de autoritarismo, como fuimos criados a la antigua, de esas distancias marcadas”, comentó Pablo.
Y es que, tal y como hace Pablo, en los últimos años la manera de criar a los hijos ha cambiado, sobre todo, con base a que los gustos, las formas, las afinidades son diversas, y que entendiéndolas, el proceso de ser padre, de alguna manera, se aliviana. (I)