La rentabilidad de la política

Seré infidente. Contaré el milagro, no el santo. Un consejero provincial del Azuay intentó, creo, la tercera reelección. Pero el pueblo le dijo ¡ya basta!

Lo encontré acongojado en su oficina del entonces llamado Consejo Provincial.

Me dijo: “Mire, pero eso sí, en “in off”, no me duele tanto la derrota cuanto porque el sueldo como consejero lo entrego íntegro para la manutención de mi abuela”.

No recuerdo cuánto ganaba. Era en sucres, allá por la década de los 90. Pero era plata, como se dice.

¿A qué viene todo esto? A que la política también es rentable. Siempre lo ha sido. Hablo, eso sí, de un sueldo mensual, haga o no haga nada el suertudo.

Claro, para qué hablar de cuanto pueda llegarles “bajo la mesa”, del “hombre del maletín”, de los diezmos. En fin.

Pocos recordarán de cuando ser concejal, consejero, eran cargos honoríficos. Percibían dietas por sesión asistida. Los sueldos de alcaldes o prefectos eran, digamos que módicos, razonables.

Todo trabajo debe remunerarse. Pero desde que se fijaron sueldos para cargos de elección popular, los montos escapan a la realidad. En varios casos superan lo que gana un profesional tras años de quemarse las pestañas estudiando.

Muchísimos ven en la política un modo de vida. Se aferran a ella. Pelean por ser candidatos, por reelegirse. Se adueñan de partidos o movimientos. Se serruchan el piso entre sí. Van de una tienda política a otra como moscas en perro muerto. Montan negocios con “prestanombres” para hacerse de contratos. En fin.

Con las debidas distancias, la Contraloría descubre el alza injustificada de sueldos en la Junta Parroquial de Santa Ana. El del presidente subió de USD 1.340 a 2.000 mensuales. ¡Hombre!, si los 1.340 parece ya demasiado alto; ¿o no? Y vean cuál es el presupuesto institucional. Los vocales pasaron de USD 536 a 800.

Como ese caso, habrá cientos. El sueldo de un alcalde o prefecto no debe ser menor a USD 3.500, 4.000, 4.500; el de un concejal, 2.700. 2.500, 2.000, 1.700, fuera de “muertos y heridos”.

Echados los 137 asambleístas, cada mes el país se ahorra USD 651.000 en sueldos, a más de los que ganaban sus asesores, los asesores de los asesores, secretarias de las secretarias, los “extra” por ir a vivir en Quito, pasajes, plan celular, y por vender sus conciencias.

En la “célebre” Asamblea hay gente que gana USD 4.283 al mes. Entre esa gente están los amigotes de Virgilio Saquicela, “loco” por volver revestido de “sociolisto”. ¿La inteligencia de los cañarenses lo permitirá?

Insisto, el negocio de la política, la rentabilidad de la política, ni se diga de la “política sucia”.  (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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