Para los ciudadanos en general vivir en paz disfrutando cada minuto con la seguridad de que la vida desde la concepción, la integridad física y moral, la libertad y el trabajo, los recursos para satisfacer sus necesidades vitales como la salud y la educación no les falten, son en concreto los elementos básicos para valorar que la sociedad en la que se está realizando con su familia y sus relaciones sociales es el ambiente positivo a preservar, porque lo contrario de estas condiciones, cuando el delito y la arbitrariedad afectan los valores sustanciales de la sociedad sabe que ha comenzado el principio del final de su mundo.
Es más, cuando se experimenta la supremacía de los poderes absolutos o de la corrupción en sus múltiples rostros, cuando un autócrata inunda con su vileza las instituciones y manipula la ley para escribirla según impone su instinto en desmedro de la razón y de la rectitud moral aupado por su círculo de áulicos y sacude las instituciones haciendo del poder estatal su medio de imposición, se comprende que no existe decencia alguna sino que prevalece la voluntad del tirano, Orwell y su granja de miserias, están allí.
Entonces cabe una sola decisión, unirnos para recuperar el sentido y valor del Estado de Derecho en su dimensión única que no es otra sino la realización plena de la dignidad humana, única expresión real de la Justicia para que cada persona de la raza que fuera, de la religión o ideología que profese, de sexo o género que le configure, de la clase social que se asigna, puede en igualdad de condiciones y oportunidades asumir su papel en el mundo que construye con esfuerzo permanente y libertad plena, entonces sí, sólo entonces, es cuando comienza a ser realidad su integridad existencial. (O)