Representantes del Azuay

Una vez ejecutado el decreto de la muerte cruzada los partidos y movimientos políticos se vieron obligados a plantear nuevamente nombres en la papeleta electoral para representar a las provincias y sus distintas circunscripciones ante la Asamblea Nacional.  El desafío en esta edición de elección excepcional es aún mayor, dado que, deben constar en la lista hombres y mujeres de manera paritaria y respetando alternabilidad. 

En el caso del Azuay, un primer escaneo permite identificar que quien fue cesada por el efecto del Decreto Presidencial, hoy insiste en acceder a una curul, pero por otro movimiento político.  Existen también quienes insisten en la función pública así no hayan participado en la función legislativa.  Son personajes reconocidos ya sea por sus roles técnicos como secretarios, ministros, concejales o excandidatos.  Su principal fortaleza es el reconocimiento del público, que en una campaña tan corta como esta resulta un valor altamente apreciado.  Lamentablemente algunos de ellos participan con alianzas incómodas por no estar asociadas con una ideología específica. Ese ha sido el rol de Democracia Sí en el Azuay, que fue el vehículo que llevó a la alcaldía a Pedro Palacios, luego apoyó a Dora Ordoñez y Adrián Castro y que ahora está con el grupo Somos Agua con Yaku Pérez.  Estos comportamientos electorales por parte de los partidos políticos confirman el profundo desprestigio de la clase política en general.

El análisis de los vehículos, porque no pueden llamarse otra cosa a ciertos partidos con los cuales algunos de los representantes del Azuay pretenden llegar a la instancia más política de nuestra sociedad, no le permite al votante tomar una decisión sobre una representación que se fundamente en posturas ideológicas.  En el mejor de los casos la representación será por perspectivas personales de las cuales, además, se conocen muy poco.

Lejos han quedado aquellas representaciones fundamentadas en convicciones, en trayectorias de servicio a la ciudad que les permitía recibir la dignidad de una representación en la ciudad Capital como un mérito y un honor. Una Susana González, un José Cordero, un Diego Delgado o más recientemente un Corcho Cordero, han quedado en la memoria como representantes azuayos cuyo elevado nivel de comportamiento político deberían ser un referente para quienes ahora buscan el voto en la papeleta.