«Se viene una Bienal mucho más inclusiva… que, de alguna manera configure un retorno hacia la pintura»

Hernán Pacurucu, el flamante director de la Fundación Bienal de Cuenca, habló con El Mercurio del proyecto que quiere desarrollar.

Hernán Pacurucu llegó a la dirección de la Bienal con un nuevo proyecto que espera desarrollarlo en su cargo

Ha empezado su trabajo en la Bienal. ¿Qué es lo que ha podido encontrar en la fundación?

Yo creo que la Bienal, en cierta manera, como ustedes saben, la estamos retomando a la mitad o casi a la culminar un proceso. Sin embargo, digamos, viene lo más difícil. Es decir, la primera parte es la de elegir un jurado, elegir a los artistas, pero la otra es la de ejecutarlos. Y ahí es cuando viene la parte dura del asunto.

En ese sentido estamos tratando de resolver, por ejemplo, las obras de cada uno de los artistas. Primero déjeme decirle que todo va a seguir igual, nuestras políticas son esas, tratar de no afectar la imagen de la Bienal, ya que es un evento internacional y sería la imagen internacional de la ciudad.

Entonces, bajo esa lógica y bajo esa dinámica hemos tratado de hablar con el curador para que él se mantenga en el proceso de Bienal y obviamente hablar con los artistas para que ellos también continúen el proceso.

¿Ha conversado con las artistas tras asumir la dirección de la Fundación Bienal?

Está totalmente listo todo, tratamos de que este cambio sea lo menos traumático si podemos llamarlo así. Entonces, en ese sentido, se mantiene todo tal cual se estructuró… Lo que estamos haciendo es básicamente eso, continuar con el proceso, más bien apoyarlo lo más que podamos, sin embargo, como decía, lo más bonito ya está, de seleccionar al curador, a las obras. Ahora viene lo duro, que es estructurar las obras, y sobre todo buscar el financiamiento necesario para que cada artista se sienta seguro de lo que está haciendo.

¿Cuál es la inversión que hace la Bienal?

Este año tenemos 500 mil dólares, de los cuales 200 mil se van en el gasto fijo de personal y 80 mil dólares que ya fueron gastados al comienzo del año. Entonces para terminar digamos así del evento nos queda un presupuesto de más o menos 200 mil dólares, lo cual efectivamente no es equitativo, obviamente tomando en cuenta que la Bienal de Sao Paulo me parece que tiene un presupuesto de 9 millones, que la Bienal de Kassel me parece tiene 22 millones, o sea, no es nada equitativo con los otros, pero ahí estamos nosotros trabajando mucho el tema de auspicios. Hemos logrado ya conseguir fondos de la Embajada Chilena, de la Embajada Alemana.

Estamos en negociaciones con una cooperativa también. De Finlandia se sacó 8 mil euros, y vamos así sumando y sumando y sumando. Además, como estamos en este periodo de los 15 días, yo creo que los logros han sido bastante abrumadores. Esperemos que al mes ya tengamos cubierto el presupuesto.

En el tema de la curaduría, en el tema de lo que la gente va a poder ver desde diciembre, ¿qué es lo que usted ha podido observar y analizar?

La propuesta del curador Ferran, “Quizás mañana”, tiene mucho que ver con ese anhelo, con esa esperanza de un mejor futuro. Y en ese sentido creo que yo es muy saludable en un país como el nuestro y en una ciudad que ha pasado por todos estos temas que vienen desde la pandemia hasta los fenómenos de cambios políticos y de gobierno actuales.

Entonces yo creo que sí es un halo de esperanza. En ese sentido creo yo que la tesis curatorial es muy acertada. La selección de artistas es muy buena, es de muy buena calidad, acaba de venir lo mejor del mundo sin duda.

Pero claro, además nosotros estructuraremos una serie de obras satélites y exposiciones satélites denominadas paralelas oficiales, las cuales estarán reforzando la tesis primordial, la cual no va a ser tocada. Es decir, llegamos a un acuerdo con el curador en que se mantiene todo su núcleo medular conceptual, teórico, estético y curatorial, mientras que nosotros como Bienal haremos un fortalecimiento en lo que nos interesa como proyecto Bienal y como nueva dirección.

¿Cuál es ese proyecto?

Primero potencializar el arte nacional, es decir, creo yo que muy firmemente que la Bienal debe ser una vitrina hacia el mundo para los artistas nacionales. No creo en esta idea de turismo cultural, donde se trae al artista de afuera, se le paga todo, el artista viene, dice que linda la ciudad y no vuelve nunca.

Si bien la actual Bienal ya se está armando, ¿qué le espera a Cuenca en la siguiente edición?

Se viene una Bienal mucho más inclusiva, mucho más abierta, más expansiva, y que, de alguna manera configure un retorno hacia la pintura. ¿Qué quiere decir esto? No volver atrás, ni hacer Bienal de pintura, ojo, que hay que tener cuidado, sino estructurar, por medio de lo contemporáneo los procesos actuales de la pintura.

Lo que queremos nosotros es coger de lo uno y de lo otro, es decir, queremos recuperar esos niveles estéticos que la obra de arte puede tener. Y cuando hablo de estética, estamos hablando de lo feo como de lo bello. Ya estamos estructurando la siguiente Bienal.

Es una Bienal en donde el gigantismo, esas grandes obras, obras monumentales, ese retorno a la pintura, pero a una pintura contemporánea, esté. Este sería el eje de todo lo que pasaría. Y eso hace, lo que pide la ciudadanía a gritos, es volver a una Bienal entendible, no tan teórica. No solo para especializados.  

Volviendo a la Bienal actual, ¿hay una fecha límite para decir que ya están listos para completar con el trabajo?

Estamos viendo que todo se cumpla en un cronograma. En un cronograma que además es complejo dado que, me parece a mí, la fecha de inauguración es inadecuada el 8 de diciembre. Es una fecha no muy buena. Y esto lo digo con base a las estadísticas. Yo soy de las personas que no creo que todo hay que acusar al gobierno anterior.

Es decir, si uno asume el reto es porque sabe que hay algo en crisis y sabe que tiene la capacidad de mejorar y potenciarlo, de lo contrario no hubiera aceptado el reto.

Dicho esto, en estadísticas, la Bienal anterior es una de las menos visitadas por los cuencanos, con 32.000 asistentes. Frente a otras que han tenido 110.000 asistentes. Yo creo que una de las grandes razones es por la fecha. Un 8 de diciembre se puede festejar, pero luego viene Navidad, Año Viejo, y luego se olvidan de la Bienal.

¿Cambiarán la fecha de la próxima Bienal?

La próxima Bienal tiene que cambiar de fecha. La fecha original, y la más linda es las fiestas de Cuenca. Se inauguraría en noviembre, antes de las fiestas, porque todo el que viene por las fiestas, vendrá a la Bienal. Y por otro lado se le daría a la ciudad como el regalo que se merece, de tener el mejor evento cultural de este país en un momento tan festivo como es su día de independencia.