Preguntemos a nuestro alrededor ¿qué es una sinfonía? Posiblemente la mayoría de respuestas estarán asociadas al ámbito musical. Reconforta saber que esta palabra es inherente al arte y que sus letras guardan melodía.
La sinfonía es una composición musical clásica, que se divide en tres o cuatro movimientos. Tranquilidad, vamos a definir cada parte. Pensemos en una canción. Usted puede identificar una primera estrofa cuyo verso cuenta una historia, luego viene un coro; a continuación, otra estrofa que guarda coherencia con la primera, pero al final, es diferente. Una sinfonía, se compone de esas estrofas que llevan el nombre de movimientos. El primer movimiento presenta la esencia melódica de la obra. El segundo movimiento conlleva un cambio de ritmo, por lo general es sutil en su tiempo, se toma el espacio para concebir notas musicales con elegancia y mucho sentimiento. Y el tercer movimiento, retoma la alegría del primero y lo lleva incluso más allá, involucrando un ánimo de danza con salto y cierta velocidad.
Cuando una sinfonía es interpretada con diversos instrumentos, cumple el cometido de su propia definición que en griego es “sonar juntos,” estando los sonidos en armonía. Se unen los instrumentos, no importa si son de viento como una flauta traversa; de cuerda, como unos violines o un violonchelo, o también un piano, tubas, trompetas, y más. El resultado de notas musicales aunadas es siempre sublime.
Ahora bien, al momento de asistir a una presentación orquestal de una sinfonía recuerde los movimientos. En nuestro medio suele ganar la emoción del aplauso al finalizar cada parte cuando el público intuye que los músicos terminaron una sección. Sin embargo, esos silencios son las pausas que permiten dar paso al nuevo movimiento y cambiar de ritmo. La obra termina con la venia final y es entonces cuando cabe la ovación de los asistentes. Si el programa indica la interpretación de una sinfonía, usted apreciará de tres a cuatro movimientos, como si fueran tres piezas distintas.
Grandes compositores de sinfonías son Joseph Haydn, Ludwig Van Beethoven, Wolfang Amadeus Mozart. Escuche alguna sinfonía de ellos, identifique sus partes, disfrute de ese conjunto de voces instrumentales e imagine qué historia secreta le cuenta la melodía de cada movimiento. (O)