Extremos

Catalina Sojos

Cuenta la leyenda que en la proa del Titanic se decía que “Ni Dios con su poder, hundiría este barco” lema que surgió de la imaginación afiebrada de aquellos que siguen con su pasión por la aventura y he aquí que, cinco millonarios hundidos en las aguas profundas y cercanas al barco provocaron que las fuerzas de varios países se unan en su búsqueda con toda la tecnología que poseen; mientras tanto en la selva del Guaviare de Colombia, todavía se respira la unión fraternal del “Operativo Esperanza” donde se unieron 120 militares y 70 indígenas conocedores de su hábitat y gracias a “Wilson” el perro que al final se perdió, fueron encontrados. He aquí, mi amigo lector, el poder del amor y la esperanza, la fraternidad y la nobleza que todavía existe en los seres humanos. Dos extremos de una misma moneda; sin embargo debemos resaltar que, por otro lado el océano se ha convertido en el cementerio más poblado del planeta gracias a la miseria humana el último naufragio de la lancha con migrantes que se hundió frente a las costas de Canarias, tras 12 horas esperando un rescate así lo confirma, una vez más. Estos últimos eventos nos obligan a reflexionar sobre las jerarquías que impone el dinero, así de simple. (O)