París.- La Célula Interministerial de Crisis (CIC) del Gobierno francés celebró esta mañana una nueva reunión, centrada en aspectos operativos y sin la presencia de ministros, tras una cuarta noche consecutiva de disturbios en el país que dejó 1.311 arrestos.
El contenido de la reunión no trascendió, más allá de un análisis de la situación tras la última noche, según transmitieron fuentes de la oficina de la primera ministra, Élisabeth Borne, citadas por la cadena pública FranceInfo.
Pese a la ausencia de ministros en este encuentro, las mismas fuentes indicaron que estos van a permanecer en París. Sí se han desplazado para seguir la situación sobre el terreno otras figuras del Gobierno, como secretarios de Estado.
La CIC ya había celebrado este viernes una reunión que estuvo encabezada por el propio presidente francés, Emmanuel Macron, quien acortó su estancia prevista en Bruselas -a donde había viajado para una cumbre europea- a fin de asistir en persona.
La pasada noche, al menos 1.311 personas fueron detenidas en en todo el país y 79 policías resultaron heridos, según cifras del ministerio de Interior, que también detalló que hubo 1350 vehículos incendiados y desperfectos en unos 234 edificios.
Pese a la abultada cifra de arrestos, superior a la de las jornadas precedentes, las autoridades francesas dicen que los incidentes fueron de menor intensidad que la noche precedente.
«Gracias a la movilización de las fuerzas de seguridad interior en todo el país, el nivel las violencias cometidas anoche fue menor de menor intensidad la noche anterior», señaló la cartera en la red social Twitter al comunicar el primer balance nocturno esta mañana, a las 8 horas (6 horas GMT), que luego fue actualizado.
De acuerdo a los testimonios de testigos y al análisis de los medios de comunicación franceses, en esta última noche los incidentes se tornaron más hacia el pillaje violento y hacia la destrucción urbana, cada vez más lejos de causas políticas o reivindicaciones socioeconómicas.
Ese tipo de incidentes los confirmaron personalidades como el alcalde de Lyon, Grégory Doucet, quien no obstante pidió prudencia por ser aún «pronto» para dar diagnósticos sobre la evolución de los disturbios.
El detonante de esta oleada de altercados fue la muerte de un joven de 17 años y ascendencia árabe llamado Nahel, que recibió un disparo mortal por parte de un policía cuando trataba de huir de un control policial en Nanterre.
Las imágenes del incidente, grabadas por testigos, desataron una fuerte indignación en el país, lo que degeneró en disturbios sobre todo en los barrios populares de las grandes ciudades y en el cinturón metropolitano de París.
Los funerales del joven se celebraron esta mañana, según había detallado la víspera Patrick Jarry, el alcalde de Nanterre, si bien en un comunicado a la prensa francesa la familia precisó que querían una jornada de «discreción» y «recogimiento», por lo que pidieron que no acudieran periodistas. EFE