¡No puede repetirse la historia!

Francisco Chérrez Tamayo

Ya no nos llama la atención que, al momento, más de 200 policías prontuarios y con antecedentes delincuenciales, no solo que NO fueron juzgados, sino que fueron indultados por jueces venales, quienes ordenan que deben regresar a sus puestos de trabajo.  Desgraciadamente, siempre hubo corrupción en nuestro país, incluso en el gobierno actual; pero, por favor, ¡ECUATORIANO DESPIERTA! No debemos permitir que volvamos a seguir viviendo la época nefasta de la dictadura de la década pasada,  donde prácticamente crearon la cultura de la corrupción,  todo bien camuflado, bajo leyes y decretos encubiertos por obsecuentes funcionarios, asambleístas, jueces y fiscales corruptos (salvo honrosas excepciones); esa fue su obra cumbre. Hoy el hombre honesto, trabajador, el que no roba o comete alguna fechoría, es un “pobre tonto”.

La verdad que tengo más de siete décadas transitadas en este controversial mundo, convertido en una vorágine de descomposición, y me han impactado muchos cambios sociales, que desgraciadamente no han sido para el bien del País. En plena época de globalización, que es un proceso de cambios estructurales, en los contextos social, político, económico y cultural, a nivel mundial, siento que actualmente domina una política depravada, degenerada e incongruente, sin principios ni moral, que ha menoscabado el ámbito social, a tal punto que, hoy nuestro país es presa de la delincuencia, la corrupción y el narcotráfico, primando la pobreza, el desempleo, la desnutrición infantil; con una salud y educación pública casi totalmente desatendidas.

Ante estos hechos, no debemos comportarnos como simples observadores o críticos puertas adentro; por lo tanto, en mi columna, con respeto, ética y objetividad, expreso no solo mis sentimientos, sino el de muchos coterráneos y compatriotas. El pueblo ecuatoriano jamás debe olvidar al gobierno más oprobioso de nuestra historia, por el daño social, económico y moral que le causó al País. No podemos permitir que regresen los de “manos limpias, mentes claras y corazones ardientes”, peor el capo de la mafia, a pesar de que hay todavía personas que confían en este inescrupuloso personaje. Esta es quizá la última oportunidad que tenemos, para NO convertirnos en un pueblo sin memoria y sin dignidad, condenados a vivir en el holocausto y la miseria. No, no debemos volver a consentir que se repita esta trágica historia. (O)