Susi se asea

Estefani Chalco Salgado

Pido a mi memoria identificar recuerdos de la escuela y vienen escenas cortas y borrosas, pero están ahí. Evoco las primeras frases leídas como “Mi mamá me mima” y “Susi se asea.”  Estaba en la mesa del comedor, al anochecer, practicando mi lectura en voz alta y orgullosa, mostrando lo aprendido.

Hoy pienso que ese recuerdo está intacto por las emociones que generé en mis padres, la felicitación que recibí de ellos en ese momento. Ahora me pregunto si mis hijos recordarán su primera lectura como yo. Lo sabré con los años, pero ya sé que depende de mí, de la seguridad que, como madre les dé en cada logro de sus vidas. Y con ello, traigo una anécdota. Un día, mi pequeño llegó a casa diciendo que estaba aprendiendo la letra “m.” Tenía como deber practicar las sílabas “ma-me-mi.” Le pregunté ¿Cómo suena la “eme” con la “a”? Me miró extraño y dijo “¿emea?” Sentimos frustración los dos. Pensé que no atendió en clase o que debía buscar una profesora para reforzar su aprendizaje.

En esos días, la pandemia nos llevó otra vez a clases virtuales. Al conectar el computador, escuché en la hora de lenguaje a su dulce y paciente maestra decir: “Muy bien niños, vamos a leer esta palabra, ¿Cómo suena la “sss” con la “o”?” y respondieron “so.” Vi que los pequeños asimilan el sonido de las letras primero para identificar el nombre de cada consonante después. Era yo quien necesitaba deconstruir lo estudiado y claro, sentí culpa por los problemas que creí encontrar en su aprendizaje, cuando errada estuve yo.

Si usted está en esos años de escuela, busque, encuentre y admire cómo esos pequeños cuerpos de voces aún agudas se abren al mundo y absorben los conocimientos inmediatamente. Terminó el año escolar, y nuestros hijos crecen, leen veloz, escriben en manuscrita, y multiplican, pero también experimentan el mundo, las amistades, la realidad del país. Las horas que estamos separados se amplían cada vez más. Nuestra compañía terminará pronto. Investigarán solos, redactarán artículos sin ayuda, se trasnocharán en exámenes, pero siempre recapitularán los días en que los animamos a seguir adelante sin rendirse. Recordarán nuestra felicidad al leer su primera frase. Así que, ahora mismo, felicitémoslos por el gran trabajo de este año lectivo. ¡Felices vacaciones pequeños! (O)