Motores eléctricos e hidrógeno verde se avizoran como soluciones a transporte en Galápagos

Los motores eléctricos, el hidrógeno verde, la geotérmica y biomasa se presentan como las alternativas más prometedoras para la transición energética de las Islas Galápagos, la segunda reserva marina más grande del planeta y una de las mejor conservadas a nivel global.

Uno de los grandes retos de la transición en el archipiélago es el transporte marítimo, según se advirtió en la «Cumbre para la Descarbonización Sostenible e Inclusiva de las Islas Galápagos», que busca elaborar una hoja de ruta para llegar a la meta de «carbono cero» y abandonar las fuentes de energía contaminantes.

Las travesías entre islas y los circuitos turísticos son una de las principales fuentes de emisiones del área insular, con cientos de embarcaciones con motores de gran potencia en funcionamiento a diario.

Sobre la premisa de pasar a un transporte marítimo verde trabajaron investigadores de la iniciativa «Galápagos Living Lab for Energy Innovation«, un espacio de acción creado por la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), la Universidad de Edimburgo (Escocia) y la Cámara de Comercio Ecuatoriana-Británica.

Entre las barreras identificadas para implantar motores eléctricos en los taxis acuáticos de Galápagos están los costos de esta tecnología para las empresas que se dedican al transporte entre islas, problemas en la cadena de suministros para eventuales reparaciones y mantenimiento del motor y tratamiento final de la batería desechada.

Otras conclusiones es que todavía debe afinarse el marco regulatorio y elaborar políticas públicas que incentiven el cambio en los dueños de las embarcaciones.

Programa piloto es clave

A partir de entrevistas realizadas a integrantes del sector de transporte marítimo de Galápagos se identificó en general una apertura para adoptar los motores eléctricos, siempre y cuando haya un programa piloto o experimental que demuestre la fiabilidad de los motores eléctricos.

También se estudió la viabilidad de instalar motores de hidrógeno verde en las embarcaciones que realizan el transporte de pasajeros entre las islas de Balta, donde está el aeropuerto más transitado de las Galápagos, y Santa Cruz, la isla más poblada del archipiélago.

Esto a partir de utilizar la infraestructura ya existente de desalinización de agua para ser utilizada en embarcaciones de unos 20 pasajeros como en otras de mayor capacidad.

En ambos casos, tanto para los motores eléctricos como para los motores a hidrógeno, el principal desafío es ampliar la capacidad de energías renovables en las islas, a partir del viento, el sol, el calor natural de su subsuelo volcánico y la biomasa, del que también se puede obtener combustibles sintéticos.

Y más infraestructura solar o eólica implica aprovechar al máximo la superficie ya ocupada de un área de gran sensibilidad, como paneles solares en techos de todos los edificios y superficies.

Transporte aéreo, otro reto

Más complicado se vislumbra el cambio dentro del transporte aéreo, la única vía por la que llegan los 267.000 turistas que arribaron el año pasado, y donde la industria internacional aún no ha anticipado a corto plazo un combustible íntegramente verde para las aeronaves.

El encuentro científico y académico, organizado por el Instituto de Energía y Materiales de la USFQ, el Centro de Ciencias de Galápagos (CSG, por sus siglas en inglés) y la iniciativa «Galápagos Living Lab for Energy Innovation», concluirá este martes en la isla San Cristóbal, la más oriental del archipiélago, con las recomendaciones para la transición de las Galápagos.

Ubicadas a unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador, las Galápagos son consideradas un laboratorio natural, el mismo que permitió al científico inglés Charles Darwin, en el siglo XIX, desarrollar su teoría sobre la selección natural de las especies.

Este archipiélago, formado por 13 islas grandes, 6 menores y 107 islotes y rocas, fue declarado como patrimonio natural de la humanidad de la Unesco en 1978 y es la segunda reserva marina más grande del planeta, considerada una de las mejor conservadas a nivel global, a la vez que la principal atracción turística de Ecuador. EFE

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