El Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) suspendieron desde este jueves 6 de julio de 2023 las operaciones ofensivas contra la otra parte, casi un mes antes del inicio formal del cese el fuego bilateral de 180 días, y ante un incremento de acciones violentas de la guerrilla.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, firmó el miércoles el decreto de cese al fuego bilateral nacional que regirá desde el 3 de agosto hasta el 29 de enero de 2024, pero que incluye la «suspensión de las operaciones ofensivas de la fuerza pública» a partir de hoy «en contra de los integrantes del ELN».
Asimismo, el Comando Central (Coce) de la guerrilla ordenó el martes que «a partir de las 00 horas del 6 de julio hasta las 00 horas del 3 de agosto de 2023, las estructuras del ELN deben cesar todas las acciones militares ofensivas contra las Fuerzas Militares y de Policía en todo el territorio nacional, incluyendo las acciones de inteligencia«.
A pesar de que así queda oficializado el comienzo de esta fase de transición hacia el cese al fuego bilateral más largo pactado con la guerrilla, las últimas acciones del ELN despiertan inquietudes sobre lo que pueda venir.
El mismo día que el Coce, del que casi todos los integrantes están en La Habana negociando o exiliados, daba esa orden, el frente que opera en el Catatumbo asesinaba a tiros a tres policías en el departamento de Norte de Santander.
También ese día, el Frente Domingo Laín, uno de los más poderosos de la guerrilla, secuestraba a una sargento y sus dos hijos, de 6 y 8 años, uno de ellos con condición autista, en Arauca. Antes, el Frente Noroccidental declaró un «paro armado» en el Chocó, abocando a la población de San Juan y Sipí al enésimo confinamiento de este año.
El miércoles, a horas de que comenzara este cese de acciones ofensivas, el ELN lanzó proyectiles contra la estación de la Policía en Fortul (Arauca).
DE CUMPLEAÑOS
«Se habla de este cese al fuego unilateral, pero por otro lado hay paros armados, secuestros y otro tipo de acciones… Hay muchas incógnitas que solo el tiempo irá respondiendo», afirma a EFE el coordinador de la Línea de Paz, Posconflicto y DD.HH. de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), Francisco Daza.
El martes «coincidencialmente estaban de aniversario«, recuerda Daza. El ELN, la última guerrilla de Colombia, cumplía el 4 de julio 59 años y en los aniversarios es habitual que hagan acciones de «proselitismo».
El ELN se ha fortalecido en los últimos años pese a la «mano dura» que aplicó el Gobierno de Iván Duque (2018-2022) contra los grupos armados, y actualmente tiene presencia en más de 200 municipios del país, y controla vastas zonas de Arauca, Norte de Santander, Chocó, Nariño y Cauca.
Ante las dudas sobre la «cohesión» del ELN, su comandante, «Antonio García», reiteró en Cuba en el cierre de la tercera ronda de negociaciones, cuando se anunció el cese al fuego del 3 de agosto: «No se coman cuentos (…) de que estamos divididos (…) Somos una sola voz y representamos la rebeldía armada del pueblo colombiano«.
LOS OTROS GRUPOS
Más allá de la incógnita de si el ELN dejará de secuestrar o asesinar a policías mientras desayunan -como sucedió el martes-, es evidente que seguirán enfrentados a otros grupos armados por disputas territoriales.
«Se espera que haya un cese de las acciones contra la fuerza pública, pero eso no indica que vayan a suspender las acciones contra los grupos armados», recuerda Daza.
El ELN comparte el Catatumbo, Arauca y Cauca con el Estado Mayor Central, la mayor disidencia de las FARC; en Nariño últimamente ha tenido combates con la Segunda Marquetalia (otra disidencia de las FARC), y en Chocó, el Pacífico y Antioquia el Clan del Golfo les come territorio.
Es ahí y con el mayor grupo criminal donde están todos los focos. «Ha ido quedando evidente que el avance de las operaciones paramilitares son un hecho y las Fuerzas Militares no hacen nada«, dijo hoy Antonio García, reiterando un mantra para la guerrilla: actúan contra la «extrema derecha» y los paramilitares por el bien de la población, dicen.
Así anunciaron otro paro armado en la zona de San Juan y Sipí (Chocó). «Son 41 comunidades afro y 11 comunidades indígenas las confinadas, un total de 8.275 personas, y seis las desplazadas (cerca de 700 personas)», alertó la Defensoría del Pueblo.
«Estamos en un escenario gris pero con esperanza de que el ELN vaya a cumplir», espera el analista de Pares. Hoy empieza el «ensayo» y a partir del 3 de agosto es la prueba de fuego del compromiso de la guerrilla con la paz. EFE