Los problemas

Luis Ochoa Maldonado

En el país, se sigue con violencia imparable que afecta a la ciudadanía en sus actividades diarias, la desatención en servicios como salud y una justicia que requiere ajustes. Todo está contaminado sistemáticamente que demanda una evaluación de parte de los electores que clamamos seguridad.

Que dicen los candidatos/as aparte de la única postulante que responde a una corriente política conocida, que además ya gobernó con éxitos y fracasos, mientras las otras buscan posicionarse en partidos que sin reconocimiento popular aceptan al que aparece, sin más convicciones. El acertijo para los votantes radica en apoyar a una tendencia estructurada, con planes y programas con gente que puede apoyar desde las bases a sus propuestas, que siendo difícil puede aspirar a ganar en primera vuelta y que seguramente contara con la bancada de asambleístas consolidada. Al frente 7 actores que basan sus campañas en el ataque persistente a quienes van delante de las preferencias electorales, con la única consigna de combatirles en un imaginario que ha sido magnificado como quejas de parte de los dos últimos regímenes, Lenin y Lasso, que terminan con credibilidad menguada, frente a la incapacidad de dirigir los rumbos patrios.

Lo que se observe el 20 de agosto en una cita clave para la democracia, es la decisión de un pueblo, que puede dilucidar la elección o convocar a una vuelta definitiva en donde se comienza de cero, entre los dos con más votación, de no llegar al 40% la más apoyada; que continuaran con el ritmo de la campaña anterior en el balotaje, que sustentara para los contendores las ofertas, que, por experiencias vividas, terminaron sin aplicarse. Acaso la gente tiene ahora mayor sapiencia para dilucidar entre lo factible frente a lo imposible.  Lo primero es tomar las riendas del país junto a la base social. Los problemas están intactos, poblaciones sin trabajo, la migración creciendo y los tramites públicos entre coimas, la justicia en riñas internas. El desencanto de lo que ofrecen los candidatos vs con lo que cumplen los gobernantes. El ciudadano tiene la fortaleza de ordenar al estado en la contienda electoral futura. Ya lo veremos. (O)