Es impresionante saber de las serias dificultades que vive Uruguay por la sequía y la consecuente emergencia por agua potable que atraviesa. Al mismo tiempo, no pueden ser más aterradoras las imágenes que muestran la fuerza arrolladora del agua, de los lahares, de los deslaves que se producen en varias regiones del planeta. Los termómetros, que sobrepasan picos históricos de temperatura en varios países del mundo, han cobrado la vida de decenas de ser humanos. Los trastornos que está sufriendo la fauna marina debido al incremento de la temperatura del agua de los mares, las duras consecuencias que ya estamos viviendo por la estación climática que atravesamos, las continuas advertencias sobre los serios efectos que tendrá para el país la presencia del Niño, deben llevarnos a poner “las barbas en remojo” porque como dice el refrán popular: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Toda la vida está interrelacionada. Todos somos partes de una red con un solo destino. Aquello que afecta a uno, afecta a todos. No hay más tiempo ni espacio para la arrogancia y la codicia humanas, es hora de ser parte de la solución y no de la contaminación, decir Sí al Yasuní es decir Sí a la vida. Destruir la selva amazónica para obtener beneficios económicos es un atentado a la vida. (O)
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