Informales y el espacio público

De la toma, por parte del comercio informal, de las plazas Nueve de Octubre y Rotary; ahora de la Chola Cuencana, se habla desde hacía varias décadas.

La ocupación del espacio público, en especial de las veredas y, en algunos casos, de una parte de las calles, resulta incontrolable; más bien, cada año aumenta, y más tras la pandemia.

Quienes tienen sus huertos en las áreas rurales de Cuenca llegan allí para ofrecer sus productos. Esto también deriva en reventa y al forcejo entre revendones.

Hasta se ofrecen alimentos de todo tipo; igual de artículos, formando, en conjunto, una aglomeración de informales y compradores. 

Sin clientes, la oferta sería poca o nula en esos espacios públicos, aun teniendo al frente el mercado Nueve de Octubre, y puestos de venta en otros mercados de la ciudad.

Ninguna administración municipal ha sido capaz de poner orden, si bien no faltó la intención, proponiendo alternativas.

Comercio informal hay en casi todas las ciudades del mundo. Gente con derecho a trabajar se “apropia” de cuanto espacio público hay para “ganarse el pan del día”. Mucho más ahora cuando la crisis social y económica se agrava.

Se ve a vendedores informales venidos desde otras partes del país. Algunos viven en la ciudad. 

Se trata, entonces, de un problema social cuya solución merece un tratamiento planificado, consensuado, sin acudir a la violencia ni menosprecio a pretexto de hacer cumplir ordenanzas municipales.

Claro, ese tipo de actividad, lamentablemente trae aparejado otros problemas: caos vehicular, peatonal, sobre todo la delincuencia. 

Este último es el más grave bajo la modalidad de arranche, pero también de asaltos. Lo dice el vecindario de las referidas plazas, ahora acosado por “vacunadores”; y a pocas cuadras prolifera la prostitución clandestina.

He allí otra problemática social en manos de la actual administración municipal. Desentenderse sólo favorecerá al desorden, a la inseguridad y al delito.