Cada 21 de julio se celebra el Día Mundial del Perro, una fecha señalada en el calendario para reconocer la importancia que estos animales tienen en nuestras vidas y destacar su lealtad, amor incondicional y el papel vital que desempeñan en nuestras sociedades.
En Cuenca la realidad de estos animales es preocupante. El último dato aproximado que tienen los colectivos de defensa de derechos de los animales sobre cuántos animales vivían en situación de calle en Azuay es del 2020: alrededor de 60.000.
De estos, solo 2.000 se encontraban en refugios y centros de rescate. Los colectivos estiman que para este 2023 la cifra debió aumentar..
Este dato lo corroboran Marcelo Cordero, miembro de la UGA, y Carmita Ávila, presidenta de Rescate Animal Cuenca, quienes concuerdan en que el problema va más allá de las leyes y normativas y radica en la falta de educación por parte de los ciudadanos que maltratan y abandonan animales en la calle.
Los expertos coinciden que la adopción responsable de animales callejeros es el primer paso para cambiar la vida de los perros sin hogar.
Una nueva oportunidad
Petra y Pirata son dos perros que comparten una historia en común: fueron rescatados cuando se encontraban en situación de abandono y fuertes lesiones en su cuerpo que les marcarían de por vida.
A Petra le cortaron una de sus patas traseras por buscar comida en las calles, mientras que a Pirata lo golpearon tanto que perdió su ojo derecho.
En la actualidad, ambos están sanos y viven felices junto a 130 animales en el albergue de la Fundación Adopta No Compres Cuenca, un espacio con capacidad para 80 caninos y que ahora necesita recursos para mantenerse.
Las donaciones, apadrinamientos y adopciones son las alternativas de la fundación para seguir con su labor.
El albergue de los sueños
Entrar al albergue de la fundación es un sueño para todo amante de los animales.
En este lugar, perros de todos los tamaños y razas conviven entre sí en un amplio espacio con césped para jugar, camas cómodas para dormir y muchos estanques de agua y tierra para cavar.
Una vez adentro los saludos, las lamidas, los juegos y empujones forman parte de la experiencia al visitar a más de un centenar de perros que viven en este lugar y que pueden ser adoptados por personas que les den una segunda oportunidad de tener un hogar.
Junto a ellos vive Selena Vélez quien es la encargada de cuidar de la alimentación y bienestar de los caninos.
“Quise vivir aquí porque me gustan los animales y hago lo que amo”, menciona mientras uno de ellos lame su mano.
Su rutina empieza a las 06:00 cuando los alimenta con una mezcla de carne, arrocillo y avena.
“A las 05:00 ellos me despiertan. En vez de tener gallos que cantan tengo perritos que ladran”, dice mientras se aproxima a abrir una jaula donde se encuentran algunos animales.
De la calle al albergue
Sebastián Reinoso, vicepresidente de la fundación, advierte que algunos animales son encerrados en amplias jaulas porque están en recuperación o en proceso de socialización con los demás perros.
La socialización entre mascotas forma parte del proceso de inclusión en el albergue.
Para ingresar un nuevo animal en el refugio primero, si está en situación de peligro, lo rescatan; después le dan atención veterinaria y por último lo esterilizan para evitar futuras crías.
Una vez en el albergue los animales son alimentados, aseados y cuando están sanos sus fotografías son publicadas en la página de Facebook de la fundación para ser adoptados.
Todo este proceso lo realizan gracias a la ayuda de colaboradores, padrinos y créditos que adquieren en clínicas privadas.
“La idea no es llenar el refugio, sino fomentar en la gente la adopción y eliminar la compra de animales”, dice Reinoso, quien reconoce que sobrepasan con 50 perros el límite del albergue.
Cómo ser parte del cambio
Para que el albergue siga con los rescates y cuidados es de vital importancia fomentar la adopción responsable, asegura Reinoso.
Es por eso que los miembros de esta fundación hacen un llamado a la ciudadanía para que conozcan la historia de los animales que viven en sus instalaciones y formen un vínculo con ellos.
“Otra forma de colaborar es visitando el albergue donde pueden jugar y mimar a los perritos. Ellos son rescatados de la calle y necesitan afecto de las personas”, recalca Reinoso mientras carga a Aby entre sus brazos.(DFPB)(I)
Para colaborar con donativos para la fundación puede acercarse al refugio ubicado en la vía Cuenca-Baguanchi-Paccha o al centro de acopio ubicado en las calles Manuel Vega y Vega Muñoz con lo siguiente:
- Comida procesada para perros
- Alimentos (arrocillo, carne, fideos, avena)
- Casas para perros o material para construirlas
- Colchones
- Platos
- Ropa