La palabra tiempo, se origina en el latín “tempus”, que significa extensión o medida. En Física, tiempo es una magnitud que mide la duración de uno o más hechos, lo cual nos permite hablar de pasado, presente y/o futuro, cuya unidad es el segundo, equivalente a 86.400 ava parte del día solar medio.
En tiempo, hace 15 mil millones de años tuvo lugar un fenómeno cósmico denominado Big Bang, fue un estallido que originó el Universo, es decir materia, energía, espacio y tiempo. Para Aristóteles, el tiempo parece ser una de las condiciones de posibilidad del movimiento. Para Newton, el fluir del tiempo es real e incondicionado como el espacio absoluto y permite la existencia de los cuerpos y sus cambios. Así interpretamos las nociones de pasado, futuro y presente.
Todo acto humano es posible posponerlo, realizarlo o no, más el tiempo corre de manera indetenible y con ello los cambios de la materia y la energía suceden, por ello la madurez, de suerte tal que mirarnos en el espejo, no garantiza el apreciar nuestros cambios, no así cuando observamos eventualmente a otras personas. Esto sucedió con el aislamiento ocasionado por la pandemia de la Covid, en tanto en cuanto muchos seres desaparecieron en las fauces del impostergable epílogo.
Tiempo que significa plazo, a veces actos efímeros, recuerdos y nostalgias, aprendizaje y experiencias, alegrías o penas, dolor, esperanza, derrota, triunfo, frío o calor, vivencias y duración, períodos, edad y oportunidades. Lo esperamos, llega y se va, fugaz y perecedero, como nuestra existencia, sin disponer de tiempo para pensar en el futuro, o en la realidad de nuestra efímera estancia terrenal.
Nos corresponde analizar y optimizar el empleo del tiempo, su fugaz existencia, debería ser razón para no desperdiciarlo, más aún cuando todos tenemos los días contados, así constatamos en las reuniones de compañeros escolares, colegiales o universitarios. (O)