Cuando nos referimos a la vida cotidiana, necesitamos un mínimo de sentido común para pensar y actuar correctamente, en cuya premisa recuperar el principio de autoridad es una necesidad imperiosa. Desde los hogares y el sistema formativo de la niñez y adolescencia, y luego en la universidad y la vida productiva, profesional o empresarial, que están en directa relación con la administración pública por tanto hasta el gobierno y la política. Principio de autoridad que, con la razón, legitimidad y la fortaleza de la ley, hacen posible la construcción de una sociedad justa.
Siendo así, la formación en valores, con la educación integral, entendida como la base del sistema social es trascendental para el desarrollo de la personalidad. Una pedagogía enlazada al conocimiento científico en un proceso sistemático de enseñanza y aprendizaje inmerso en la naturaleza y el trabajo investigativo, con la necesaria experiencia, fortalecen la conciencia cívica como fundamento de la democracia.
Hoy vemos como la decadencia de las instituciones, la ruptura de las normas de convivencia, el delito y el crimen organizado son la noticia de todos los días, ante estas evidencias funestas recuperar el sentido ético de la vida para fortalecer a la familia es el punto esencial en el proceso de superar los absurdos del garantismo penal, sacralizado por la Constitución del 2008 y el COIP, Por eso se requiere la reforma integral del sistema estatal.
Se habla de revolución y de socialismo, cuando ni siquiera se entiende el significado de estas palabras, es más con cinismo total se repite por ahí el slogan de recuperar la patria, a los mismos que con aviesa inconducta la saquearon y destrozaron.
Entonces solamente cabe unir las voluntades de la gente que quiere vivir en paz, que son la mayoría silenciosa, para reivindicar nuestro derecho a construir el bien común. (O)