¿Cómo te fue? ¿Estuvo difícil? ¿Qué pasó?, fueron las primeras preguntas que se hicieron una vez que adolescentes y jóvenes terminaron la prueba de admisión que tomó la Universidad de Cuenca ayer.
Una tras otra, sin dejar tiempo para una respuesta, llegaron las preguntas sobre un proceso, en cuyo primer día, afloraron los nervios, las historias y los sucesos mientras los aspirantes se alistaban para rendir un examen que, para muchos, marcará su futuro.
Por ejemplo: en una de las tantísimas conversaciones que hubo afuera de la universidad se habló de un joven que fue asaltado en la Terminal Terrestre, y que, un comerciante, al escuchar que debía cumplir con la prueba, lo llevó hasta la institución cuencana.
Sea como fuere, lo que sí hubo grandes sacrificios de personas que dejaron sus ciudades natales para acompañar a sus hijos en el proceso.
Este es el caso de Janeth González, quien salió de Lago Agrio con su hija para que realizará la prueba de admisión. Tras un viaje largo llegaron a Cuenca anteayer porque querían estar con antelación al día del examen.
“Estamos con los nervios de punta. Es la segunda vez que mi hija da el examen. En el primer periodo, a pesar de que fue abanderada, no le alcanzó porque quiere postular en medicina”, contó Janeth a diario El Mercurio.
La mujer de Lago Agrio no fue la única que vino desde el otro lado del Ecuador para acompañar a su hija. Un poco más de 6.000 jóvenes de otras provincias del país se inscribieron en el proceso de admisión de la Universidad de Cuenca.
Y es que, la institución cuencana se ha convertido en una de las aspiraciones de los cientos de bachilleres que buscan un cupo en la universidad.
“Sabemos que la Universidad de Cuenca tiene su prestigio. Nos han dado buenas recomendaciones. En Quito es mucho más complicado estudiar. Por eso nos vinimos acá, es nuestra primera opción”, dijo Nancy Acuña, quien vino desde la capital del Ecuador junto a su sobrina para que rinda la prueba.
Sobre la prueba
Si es que entre los padres hubo nerviosismo, ni hablar de los jóvenes que cumplieron con la prueba con la esperanza de obtener resultados positivos. El simple hecho de enfrentarse a casi una centena de preguntas ablandó la nerviosidad.
“Realmente no sé qué decir. La verdad es que he estudiado, pero sí me da miedo. Es mi futuro. Antes ya he intentado y no pude estudiar derecho. Ahora lo voy a intentar otra vez. Estoy nervioso. Pero ojalá salga. De esto depende mi futuro”, opinó Jackson Contento, un joven de 20 años que dejó su Otavalo para buscar un cupo en la Universidad de Cuenca.
Aun así, seguros o inseguros, cientos de aspirantes ingresaron a los laboratorios para resolver una prueba cuyo contenido, en algunos casos, estuvo relacionado con lo aprendido en el colegio, y, en otros, que no tuvo nada que ver.
“Hubo algunas cosas que yo nunca había visto en el colegio, y sí se me complicaron algunas preguntas. Ahora tenemos que esperar la nota final para ver si puedo obtener un cupo”, dijo Glenda Loja, de 17 años, quien aspira a estudiar diseño de interiores.
En cambio, para Elkin Zumba, un joven de Gualaceo, casi todas las preguntas tenían una relación con lo que enseñaron en su colegio. A pesar de ello, los nervios no faltaron en las dos horas en las que tuvo que responder 90 preguntas.
Continúa el proceso
El proceso de admisión continuará entre hoy y mañana en los dos campus de la Universidad de Cuenca: Central y Balzay, en donde, al menos, unas 18.000 personas resolverán el examen. Este número es menor a los 19.970 que se inscribieron en el proceso, ya que, no todos los aspirantes se han presentado en los laboratorios.
Por ejemplo, en la primera sesión de la prueba debían presentarse 1809 aspirantes, sin embargo solo llegaron 1.472. Atrasos, olvidos de los documentos de identidad, calamidades fueron algunas de las razones por las que no se presentaron todos los inscritos.
Ante ello, la rectora de la Universidad de Cuenca, María Augusta Hermida, enfatizó en la necesidad de llegar con media hora de antelación, portar la cédula, la licencia o el pasaporte, y traer consigo el comprobante de inscripción.
Sin esos documentos, los aspirantes no pueden rendir la prueba que podría ser la puerta de ingreso a una carrera de tercer nivel en la Universidad de Cuenca.
Sobre la postulación
Una vez que se haya tomado la prueba, la Universidad de Cuenca aguardará las notas de grado de los aspirantes y los puntos por acción afirmativa, en caso de haberlos, para luego promediarlas con la calificación del examen de admisión.
Cuando se obtenga esa nota, los aspirantes deberán postular a través de la propia plataforma de la Universidad de Cuenca en una fecha que todavía no ha sido definida.
Aun así, los inscritos deberán prepararse para escoger un máximo de dos carreras en el proceso de postulación. En caso de obtener un cupo o no aceptarlo, los aspirantes tendrán una segunda oportunidad.
Para este proceso, la Universidad de Cuenca se regirá al Reglamento del Sistema Nacional de Nivelación y Admisión que expidió la Senescyt el 3 de julio. En él está establecido un porcentaje de cupos que deberá asignarse a los aspirantes.
Según el reglamento, al menos, un 10% total de los cupos tiene que asignarse a las personas con mayor vulnerabilidad socioeconómica, un 20% a los bachilleres mejores puntuados, un 10% a pueblos y nacionalidades, un 30% a bachilleres recién graduados, y un 20% a la población general.
El vicerrector académico, Juan Leonardo Espinoza, dijo a El Mercurio que conoce de este reglamento que aplicarán en el proceso de admisión. Y, si bien se da cierta prioridad a los recién graduados, Espinoza invitó a que todos postulen, ya que gran parte dependerá de la calificación obtenida en la prueba y en la nota de grado. (I)