Abuelas y abuelos

Estéfani Chalco

¿Sabía usted que el 26 de julio fue el Día Internacional de los Abuelos? Es probable que pocas personas saludaron a los abuelitos en este día ya que la fecha de celebración varía de un país a otro, y en Ecuador, de acuerdo al Ministerio de Inclusión Económica y Social, esta conmemoración la hacen el último domingo del mes de agosto. La Organización de las Naciones Unidas, instauró la fecha del 01 de octubre, aunque abarca un término más general en relación al adulto mayor, sea abuelo o no.

La fecha del 26 de julio se atribuye al santoral de Santa Ana y San Joaquín, los padres de la Virgen María, y por tanto abuelos de Jesús. Este día se lo tiene muy presente en algunos países iberoamericanos, sobre todo en España, donde la original asociación de Mensajeros de la Paz, actúa con proyectos enfocados a grupos vulnerables y entre ellos destaca el de Teléfono Dorado, con la finalidad de brindar apoyo vía telefónica para aquellas personas mayores de 65 años a quienes atañe la soledad.

Nuestros días van cambiando, tenemos horarios complicados, distancias más largas, mayor exigencia de concentración en temas profesionales y sociales que toman nuestro tiempo y nos alejan del presente. Creamos un nuevo hogar, dividimos los momentos entre querernos a nosotros mismos, compartir nuestro cariño con los hijos, resolver los pendientes del hogar, la escuela y el trabajo, y a veces dejamos en el olvido a quienes han sido un pilar fundamental en nuestras familias.

Para bien de muchos, sus valores se transmiten de generación a generación, su personalidad nos marca sobre cómo quisiéramos ser o no. Son nuestros primeros porristas en todo, y nos motivan a seguir adelante y sonreír. Nos cuidan, nos guían, nos aman profundamente. Y es que un abuelo, o una abuela, son el culmen de la sapiencia de la familia, y viene bien una frase que alguna vez leí, “aprendemos a ser padres cuando somos abuelos, y aprendemos a ser hijos cuando somos padres.”

La compañía o una visita que, aun breve, puede llenar sus corazones y quizá sea uno de los mejores actos de gratitud que podemos brindarles ¿Qué si vuelven a ser niños? Sí, y es el momento de retribuir el cariño, cuidado y paciencia que un día nos entregaron. Gracias abuelito, gracias abuelita, y aún más, a los bisabuelos que un día se extrañarán.